…
El asombroso retroceso de EEUU sobre la guerra de Ucrania, se materializó hace un par de días, mientras los representantes del presidente Trump regateaban con los miembros del G7 sobre una declaración conjunta que marcó el tercer aniversario de la invasión rusa, con los representantes estadounidenses que se negaron a mencionar la frase “agresión rusa” en el documento constitutivo.
Ante los vaivenes del recién estrenado gobierno de EEUU y su nueva manera de interpretar y gestionar los asuntos mundiales, nos ha quedado claro, que su presidente Donald John Trump no es el único ser de este planeta capaz de detectar un buen acuerdo favorable a su país y más concretamente a él personalmente.
Los acontecimientos de estos últimos días, que han dejado a los ucranianos con sensaciones de haber sido traicionados, a los supuestos aliados de la OTAN alarmados y hasta a varios senadores republicanos indignados, han renovado el debate sobre las motivaciones de Trump y cómo influirán en la posibilidad de un acuerdo de paz deseablemente “justo” para ambas partes en guerra.
La negativa de su colega presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, de aceptar concesiones leoninas de explotación minera de tierras raras y la entrega del 20% del territorio de su país que Rusia invadió y ocupó, a cambio de nada, son por lo menos, dos de las razones por las que el nuevo monarca mundial en ciernes Donald John Trump ha montado en cólera e insultado como niño malcriado a su homólogo ucraniano.
Hasta el más ignorante sabe que para Ucrania, la explotación de los valiosos recursos del país será el único modo y manera de reconstruir la economía, las ciudades e infraestructuras y demás servicios públicos tras el eventual fin del conflicto.
Aunque la oferta presentada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, haya sido elogiada por muchos estadounidenses como una generosa vía hacia la prosperidad de Ucrania, para muchos más (particularmente la Comunidad Europea) ese “acuerdo” no es realmente nada provechoso para el país invadido por Putin.
Es inevitable apreciar que esta postura gringa sobre Ucrania (la verdadera víctima), es también además de todo lo que se pueda argumantar, una posición oportunista de intereses económicos y geopolíticos de EEUU, por un lado, y de Rusia, por el otro, para aprovecharse de una nación, y repito hoy el término “europea”, en sus horas más oscuras.
Otra de las genialidades del presidente Trump, es la idea de “deslocalizar”, o sea, sacar a patadas a toda la población palestina de Gaza y que se busquen la vida como puedan fuera de la escombrera en que se ha transformado lo poco que les quedaba como su tierra de pertenencia, para que empresas constructoras gringas de patrocinio Trump, construyan una nueva “Riviera Azul” de complejos turísticos playeros, para uso y disfrute preferente de los ricachones de Israel.
Todo ello deja claro que los intereses económicos son lo fundamental del asunto, no el resolver un agravio absolutamente criminal que hace ya más de medio siglo pasó a ser histórico, como lo es el atropello al pueblo palestino.
Nos queda como consuelo, que estos últimos acontecimientos sobre el talante de Ronald Trump y sus recientes actuaciones, han generado una cruda reprimenda pública y emocional del senador de su propio partido republicano Thom Tillis (Carolina del Norte). Se planta ante Trump y le dice respecto de su “nuevo amigo Putin” lo siguiente, cito:
…“Quien crea que hay algún espacio para Vladímir Putin y el futuro de un mundo estable, mejor que se vaya a Ucrania, mejor que se vaya a Europa”.
…“Más vale que inviertan el tiempo en comprender que este hombre es un cáncer y la mayor amenaza para la democracia que haya visto en toda mi vida. Y será un cáncer que se extenderá al Mar de China Meridional, a Taiwán y hará metástasis terminal en todo el mundo”.
Así luce hoy el panorama… continuará
Cantaclaro
…