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Cuanto más conozco a los hombres, más aprecio a Geure, podría decir mi padre. Geure era un perra callejera que teníamos en casa. Mi padre, a quien perdí siendo apenas un adolescente, era una de esas personas que logran mantenerse intactas sobreviviendo a la vileza, al miedo de la inseguridad de las persecuciones políticas, a la incertidumbre…. Me acuerdo mucho de él y de lo que pensaría del gobierno que hoy asola Venezuela, país que le recibió con los brazos abiertos en aquellos aciagos días de oscurantismo franquista. Esto es lo que yo pienso Aita:
Cada día que pasa el chavismo, o más concretamente el propio Chávez comete los desafueros más irritantes, que si no fuera por el hábito de 10 años (además de lo demás) hubieran significado la caída de cualquier otro gobierno. Se trata de una provocación permanente, continua y progresiva llevada a cabo con la intención de ofender y herir en su diario andar.
Si el drama de ese régimen se midiera por la frecuencia y duración de las alocuciones propagandísticas de su presidente, que han llegado al paroxismo del desprecio al común de la gente por la cantidad de infundios, insultos y la magnitud de los improperios que lanza en cada intervención, llegaría a la conclusión de que el grasiento hombre del Palacio de Miraflores está acorralado, acabado. Y mientras más vulnerable se siente, con mayor radio y fuerza hace girar el ventilador de sus babas para salpicar a la oposición, sus líderes, dirigentes gremiales, medios de comunicación, Iglesia y en general a todo “contrarrevoluciónario” que no se doblegue a sus designios.
Después de 10 años de “proceso” pervive y se profundiza de manera terminante la violencia, agotamiento y vacío y se coloca al país en un plano de terrible agonía y en el camino de la más palmaria tragedia.
Así ha sido y es todo con ese régimen, se buscan herramientas “institucionales”, se compran títeres sofisticados que hablan, y hasta a veces dan la impresión de que piensan, para engañar y ganar tiempo. Se disfraza al país con traje democrático, mientras con el tiempo ganado se adoctrinan muchachos para el combate urbano, se ideologiza con chatarra revolucionaria que oxida las neuronas y enferma al cuerpo con la tara incurable del desprecio y el resentimiento.
En el exterior hay un verdadero desconocimiento de lo que ocurre dentro de ese país. Cada día aparecen en escena más elementos para avivar y profundizar el drama. La complejidad y la confusión crecen. De allí la total incertidumbre, inestabilidad y pérdida de fe a todos los niveles.
¿Hacia dónde va? ¿Hacia la conformación de una sociedad organizada y resguardada por instituciones auténticamente democráticas? ¿Hacia una revolución cada vez más profunda y liberadora ? ¿Cuál es en fin el destino que están construyendo hoy allí? ¿La construcción de un porvenir pleno de democracia, justicia, belleza, amor y trascendencia? La respuesta es NO, la respuesta sería todo lo contrario.
El llamado del presidente Chávez a los soldados para que maten “oligarcas”, su orden a la Guardia Nacional a reprimir con “plomo parejo” o “gas del bueno” a cualquier manifestación oposicionista, la persecución a los petroleros y a los hijos de estos por secundar una huelga, la aprobación de leyes (via decreto) para mayor represión y obtención de más poder “revolucionario”, los abatidos por la guerra delincuencial y la propiciada por el propio Gobierno son el signo de ese régimen que esta dispuesto a todo, a utilizar todo para impedir el funcionamiento global de lo que podríamos llamar una sociedad normal.
Ha estado construyendo un racismo de Estado, asumiendo que los enemigos del Gobierno son los enemigos de las estructuras del Estado y tienen que ser amedrentados, perseguidos y aniquilados. Este estado de cosas ha despertado el fantasma de la intolerancia y la guerra, donde los extremos han perdido la capacidad de sobrevivir en un marco distinto.
Los malabarismos legales, la represión y la violencia contra opositores, el uso de los dineros públicos para sostener la base social que sustenta a su mamarracho presidente, pueden darle oxígeno por un tiempo, pero solo eso.
La presencia militar cubana para enfrentarla a las Fuerzas Armadas nacionales en el supuesto de que se le puedan “voltear” cuando la defensa armada de su proyecto político así lo exija, son señales a tener muy en cuenta. La agresión permanente contra lo que queda de libertad evidencian el violento clima político que allí se vive con toda seguridad preámbulo de lo que será aun peor.
Para concluir diré que no hay nada malo en la idea de una revolución orientada a crear un “new deal” para los pobres. Ello sería magnífico para Venezuela. Lo malo es el hecho de que haya sido impulsada por quienes carecen de capacidad, estatura moral y valores democráticos. Lo que hace que el resultado final, me temo, sea aun más trágico de lo que hoy es.
Sería para mí más cómodo callar, total ya no vivo allí ¿Callar y formar parte de una camarilla de cómplices? jamás, eso nunca me lo perdonaría mi padre.
Además, después de lo anterior y tratándose de estos hombres…yo también quiero a mi perro.
Cantaclaro
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