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El mirador del indiano

Conociendo al personaje – Nicolás Maduro Guerra (Nicolasito)

Recientemente, el hijo del dictador venezolano Nicolás Maduro Moros fue entrevistado en un programa radial ampliamente cuestionado. El muy hijito de su papá pretende ahora imponerse como el líder que salvará la revolución del despeñadero al que le ha conducido su amoroso “papaíto”. Y todo ello a pesar de su negro historial y nula capacidad intelectual y moral (de tal palo tal astilla).

Es ese el tema que les traigo hoy, abultado y aburrido como el mismo reseñado.

Para las personas que no estén familiarizadas con el personaje, Nicolás Maduro Guerra es el hijo único del dictador Nicolás Maduro Moros. De 34 años de edad, es hijo de Maduro y su primera esposa, Adriana Guerra Angulo. Jamás ocupó un lugar relevante en la política ni en la sociedad venezolana, sino hasta la llegada al poder de su amadísimo padre en 2013.

Durante años, prácticamente desde el primer momento en que se montó en el trono de Miraflores, el dictador Nicolás Maduro estableció no solo un sistema totalitario de debacle económica, represión, y control social.

Asesorado por cubanos, rusos, chinos e iraníes, instaló un operativo de expoliación y saqueo de las arcas públicas de Venezuela, como nunca nadie, a excepción de Hugo Chávez, lo había hecho en el pasado.

Para ello, implementó un mecanismo típico de todos los regímenes dictatoriales, como fue el reparto de contratos multimillonarios a sus más cercanos cómplices y familiares.

Fue un selecto grupo de su entorno el que se enriqueció gracias al “desprendimiento” de Maduro, pero como entre ellos había y hay encarnizadas preferencias, fueron unos pocos los que obtuvieron los réditos más jugosos. Entre esos superprivilegiados destaca su propio hijo Nicolás Maduro Guerra, considerado por el dictador como su heredero en ciernes al trono de Miraflores.

La trayectoria del tal “Nicolasito” en la corrupción y cuchipandas saqueadoras no solo es larga en el tiempo, sino absolutamente descomunal en su cuantía y ello contribuyó a convertir al designado príncipe sucesor del dictador en una de las personas probablemente más ricas del país, que ya es decir.

Según informaciones ampliamente documentadas hasta hoy, Maduro padre benefició con una cifra cercana a US$ 6.000 millones a una serie de empresas de maletín registradas en paraísos fiscales que constituirían los haberes de su hijito querido mediante una variada fauna de testaferros que saqueaban a manos llenas las arcas del Tesoro Nacional Venezolano.

De hecho, su trayectoria está llena de nefastas tomaduras de pelo: obtuvo una licenciatura en economía en la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas, pero la validez de tal título universitario es el hazmerreír general tanto de los afines al régimen como los que lo padecen.

Tras la llegada de su padre al poder, ocupó varias posiciones y responsabilidades que aumentaron las risas, algunas de ellas:

En septiembre de 2013, por ejemplo, fue designado como jefe de inspectores de políticas presidenciales, vaya usted a saber a qué se refería ese cargo. Al año siguiente, con 24 años, fue nombrado coordinador de la Escuela Nacional de Cine de Venezuela, pese a que sabe de cinematografía, lo que yo de derecho canónico.

Un mes después, en julio de 2014, fue electo como delegado para el Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela. En enero de 2017, se le nombró director general de delegaciones e instrucciones presidenciales. Ese mismo año fue elegido también como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente.

El aventajado nene, un fatídico día ordenó la detención y su correspondiente entierro en las mazmorras del Helicoide a la infortunada Sra. Rita Morales y su esposo por terroristas, el delito consistió en haberle tomado una fotografía montado en su Ferrari.

En otro incidente de 2015, durante la boda de un empresario sirio, Nicolasito fue recibido a su llegada al hotel donde se celebraba el evento con una lluvia (literal) de dólares que cayeron como serpentina sobre su cabeza. Sobre esta “gracia” es obligado decir, que en aquellos días el país entero sufría una hambruna jamás registrada en toda su historia.

Esta figura, ha sido vinculada a diversas actividades que incluyen narcotráfico, corrupción y lavado de dinero dentro y fuera de Venezuela. En agosto de 2017, un capitán retirado de la Guardia Nacional lo acusó de utilizar aviones de la petrolera estatal PDVSA para transportar bolsos con presunta droga en su interior. El denunciante se encuentra exiliado en EEUU.

Formó parte en el trasiego de oro, coltán y otros materiales preciosos a mercados de Europa, Medio Oriente, Turquía y Dubai. Paralelamente, montó otra operación tan o más lucrativa, la intermediación para la compra a granel de toda clase de productos agrícolas, maíz, soja, trigo, arroz, etc.

Este historial del hijito adorado del amoroso Nicolás Maduro no incluye, desde luego, otros negocios como transacciones fraudulentas, sobreprecios, comisiones, contratos y demás “calderilla” que aún no ha sido investigada, pero sin duda exponen una trayectoria lejos de la fe cristiana evangélica que Nicolasito dice profesar.

Este es el hombre nuevo del Castro-Chavismo-Madurismo, es el liderazgo progresista en cuyas manos el régimen oprobioso pretende poner el futuro de Venezuela… sencillamente patético.

Continuará…

Cantaclaro                                                                                                           

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Sobre Venezuela en estos infaustos tiempos de supuesta revolución...

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