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Todos los días se presentan situaciones raras, por no decir, absurdas e incoherentes del presidente de los EEUU, Donald Trump. Todo el mundo se da cuenta de ello, y uno tiene la impresión de que hasta sus propios seguidores, aquellos que hicieron tanto ruido para hacerlo presidente, ahora callan.
¿Será que al fin comprendieron que el cerebro de su adorado lider tiene “alguna cosita” que afecta su buen funcionamiento?
No soy experto ni nada que se le parezca, pero de su incoherencia en política doméstica e internacional, su forma voluble, su tono agresivo, sus maneras insultantes y llenas de incongruencias contra sus colegas políticos en particular y demás interlocutores en general, se desprende lo que los versados en la materia definen como sociopatía.
Consultando Internet, encuentro algunas características definitorias que formarían parte en la configuración del cuadro de salud mental del ser humano que padezca esa dolencia.
1. Mienten como recurso de ignorar la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal sobre la base de sus conveniencias personales, a pesar de que existan evidencias que prueben todo lo contrario.
2. Manipulan toda circunstancia con el fin de obtener algún beneficio personal, sea este, económico, social o de cualquier otra naturaleza, que acreciente su satisfacción.
3. Manifiestan conductas delictivas, están persuadidos de ser inmunes a la legalidad y llevan a cabo acciones ilícitas porque creen que son muestras de vigor y listeza, admirados más que criticados.
4. Irrespetan a las personas con quienes deberían interactuar, poniéndoles apodos despectivos, tratando de humillarlas y mostrando insensibilidad al sufrimiento del otro.
5. Se elogian a sí mismo alegando superioridad y exclusividad en cualquier razonamiento y creen saberlo todo de todo.
6. Muestran hostilidad y agresividad ante las personas que difieren con sus ideas y conductas, llegando a las amenazas, incluso en sus relaciones al más alto nivel.
7. Deciden hoy para desdecirse mañana, lo cual les lleva a perder toda credibilidad en sus actos.
Es fácil ver que alguien que posea esas características de personalidad representa un peligro para su entorno, y si esa persona llega a ocupar una posición de poder tan importante como la presidencia de los EEUU, su capacidad para hacer daño es terriblemente exponencial.
Nunca antes se había visto tal degradación en la Casa Blanca norteamericana como la que se aprecia hoy en día. Este inquilino fuerte candidato al premio Nobel de sociopatía ha puesto la presidencia de la Nacion al servicio de su economia personal, y eso en mi pueblo se llama corrupción.
Continuará…
Cantaclaro
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