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La visita del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, con la intención de firmar un convenio considerado por muchos expertos independientes en este tipo de acuerdos, una imposición lesiva para los intereses de su país, terminó (dicho en jerga popular) como El rosario de la aurora, es decir, de manera agresiva y ostensiblemente cruel con el visitante.
La actitud, disposición y maneras mostradas por el presidente norteamericano Donald Trump, como anfitrión del evento, se podrían definir como lo más humillante, desproporcionado, innecesario, ventajista y cobarde, que hayamos visto jamás en acto alguno como el referido aquí hoy.
Los que presenciamos por TV aquella diatriba de palabras mal sonantes, de gestos, muecas y modales barriobajeros, de acritud absolutamente innecesaria que lo saturaba todo, nos negábamos a darle crédito a aquel disparate que ocurría a la vista de medio mundo y nada menos que en la Residencia Presidencial del país más poderoso del planeta.
El presidente Trump y su adosado vicepresidente James David Vance, se combinaban en el turno de palabra, llenando de groseros e irrespetuosos reproches, a un Zelenski que no sabía qué carajo hacer, si dar una patada a la mesa y mandarles a todos a freír monos, o aguantar flemático lo que le caía.
A todas estas, se hace obligatorio recordar nuevamente, que Ucrania es el país invadido, agredido, violado, por las huestes rusas y coreanas del norte, que recibió respuesta precisa e inmediata de los Estados Unidos, país que le suministró armamento moderno que le ha permitido resistir el salvajismo invasor que nuevamente le llegó del este.
Todo eso ahora, bajo la presidencia de Trump, ha cambiado de manera radical. El presidente gringo considera que el agresor ha sido Ucrania, que el matarife Putin es un hombre de palabra, que Ucrania le debe a EEUU 500.000 millones de dólares por concepto de préstamos hechos durante la guerra y que está obligada a pagar esa deuda con minerales raros. Esta actitud mostrada por Trump es absolutamente contraria a los principios de solidaridad que había mostrado la tan repudiada administración anterior del presidente Joe Biden.
En definitiva, Trump ha decidido aliarse con Putin para desplumar de forma despiadada a Ucrania. Algo que nos llena de vergüenza ajena a quienes seguimos pensamos que EEUU debe ser lo que siempre ha sido, un país apegado a los principios de democracia, libertad, moralidad y defensora incondicional de todos los derechos humanos.
Hasta aquí lo que por ahora puedo y debo decir… continuará.
Cantaclaro
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