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Aquellos sufridos lectores que por accidente hayan leído mis publicaciones, se habrán dado cuenta de que entre los atributos que adornan lo que digo, nunca faltan las antipatías, inquinas y rechazos a algunos políticos en general y presidentes de gobiernos en particular que invaden mi materia gris, resultando en lo que escribo.

Hoy malgastaré los 20 minutos siguientes en un personaje que, por su importancia y significación en la vida política, social, económica y moral de este planeta, se lleva la palma de todos mis “desperfectos” que admito en el párrafo anterior.

Mis opiniones negativas sobre Donald John Trump como presidente de los EEUU, desde su primera presidencia me han ocasionado algunos desencuentros con amigos y hasta con familiares, por quienes tengo gran afecto y me unen muchos lazos de cordialidad y cariño.

De ahí, que he creído necesario explicar, en la medida de lo posible, las razones de mi rechazo a Donald Trump en su condición de presidente del país más poderoso del planeta. Y lo hago en un sincero intento por dejar lo más claro posible que esta postura no es producto del sentir personal que pueda provocar en mí el individuo en sí.

Todo lo escrito por mí sobre el personaje que les presento hoy, puede ser verificado porque escrito está, es basado en lo que el mismo Trump dice y hace, o en lo que la justicia ordinaria ha dictaminado sobre él.

Ejemplos sobran: decenas (por no decir centenares) de juicios civiles y criminales a los que ha sido sometido, sus comentarios despectivos sobre las mujeres, su palabrería desenfrenada, su machismo, las quiebras fraudulentas de sus casinos, su cambio de chaqueta (primero fue demócrata y después republicano), su enfermizo narcisismo, sus juicios por abuso sexual y fraudes financieros, por los peligros de guerras que amenazan, por su posición sobre asuntos de sobrevivencia para la especie humana, como el cambio climático, por la negativa a las vacunaciones del Covid, por su expansionismo territorial (Canadá y Groenlandia). Por sus maneras de matón al tratar con sus adversarios políticos y personalidades de otros países, a quienes les pone motes peyorativos. Hay más, muchísimas más, pero con una sola de ellas sería suficiente para poner en entredicho a una persona con este talante, para ejercer como presidente de EEUU o de cualquier otro país civilizado. Todo ello está ampliamente documentado y publicado.

La postura de Trump como individuo y como líder político es diametralmente opuesta a los principios universales de valores ciudadanos y a los grandes asuntos que nos interesan a todos, como es el caso del cambio climático, sobre las que hay opiniones diversas de ser tomadas en cuenta, y no darnos el lujo de equivocarnos.

De no ser este señor presidente de EEUU ni me hubiera ocupado de su existencia, excepto para reír de buena gana con sus pintorescas salidas. Me limitaría a verlo como un empresario gringo más dedicado a sus negocios, donde podrá hacerle daño a unos cuantos subordinados, pero no a la humanidad entera, lo que es el caso en su posición actual.

En materia de preferencias personales, como el vestir, la gastronomía, las aficiones deportivas, las artes, etc.etc. no hay critica alguna que se deba hacer, para gustos los colores…pero seguir usando sin límites el petróleo, el gas y hasta el carbón y prohibir la energía eólica tiene consecuencias muy graves para la humanidad y no es simplemente una cuestión de gustos.

Los que somos partidarios de una transición energética “inteligente” y lo más acelerada posible no negamos el papel que puede seguir jugando el petróleo y el gas en este apartado, pero Trump no adopta una posición sensata, equilibrada, le da carta blanca al sector petrolero para que siga “machacando” el planeta. No demuestra el menor interés en salvar los espacios que, pese a todo, aún puedan estar limpios de toda esa basura que nos hemos dedicado a dispersar. Vende el futuro para lograr objetivos de corto plazo, esto es lo que realmente más me cabrea.

Aspiro a que esta publicación de hoy, explique y clarifique mi postura de rechazo a Trump, aunque soy consciente de que seguramente no podrá resolver las apasionadas diferencias de opinión que existen entre los que defienden su accionar y los que lo rechazan.

Por mi parte, trataré de no ir más lejos en mis críticas de lo estrictamente documentable, con la seguridad de que aplaudiré lo que Trump haga que considere digno de aplauso.

Esto es solo una pequeñísima parte del capítulo que tengo guardado sobre el tema que me ha ocupado hoy… Venezuela, Cuba, Panamá, México, Nicaragua, Ucrania, China, Rusia, y un interminable, etc. son los factores que subyacen bajo el “efecto Trump” que determinarán el saldo final de las pérdidas y las ganancias de este hoy desvencijado mundo en que vivimos.

Cantaclaro

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