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En Venezuela ha nacido una nueva manifestación de arte, y lo ha hecho con una espectacular obra maestra. Es la más grandiosa de todas las vistas con anterioridad, y las ha habido muchas, muchísimas… tantas como arroz.
No se trata de una obra pictórica, no es una escultura, tampoco una creación musical. Es una representación teatral (en vivo y en directo) que se repite a diario y cuyo argumento es el paradigma estético del ridículo personificado por un “jefe de Estado”. Es todo lo sombrío que cabe imaginar.
Nicolas Maduro Moros es el autor y protagonista de esta grandiosa manifestación artística, es un chofer de autobús devenido en estadista, también conocido como el soñador de imposibles, el que habla con pajaritos y el que va para afuera como van las guayaberas.
La obra se podría definir como dual, pues engloba un oscuro fondo dramático cómico (más lo primero). Se expone en el Palacio de Miraflores de Caracas, residencia del autor-actor y dedopresidente de un peladero de chivos, que alguna vez se llamó Venezuela.
Reproduce con absoluta fidelidad, las apariciones por TV del supuesto ganador de unas elecciones, cuyo resultado dado a conocer por el aludido artista, se asemeja a la verdad lo mismo que se parece un huevo a una castaña.
Todo lo anterior, le da cabida al adefesio y a la deformidad. A los insultos, a las grotescas mentiras, a las falsas acusaciones, a la retórica insustancial y vacía de todo contenido creíble, a la enfermiza negación de la realidad que lo circunda.
Al cúmulo de disfraces que adopta, vestido de bandera patria, de hombre sencillo pero con traje de Armani y Rolex en su muñeca, de modesto campesino pero inmaculado liqui-liqui y anillo de esmeralda en el meñique, de General combativo con boina roja etc. etc. Es el patético Polichinela del siglo XXI, que por no tener, no tiene ni sentido del ridículo.
Pero con los inocultables signos de desesperación por su fracaso de principio a fin. Son indicios que a nadie engañan, son los síntomas de un dictador acorralado, sin salida digna posible, sin respetabilidad. Es la otra cara de la moneda, la que representa la derrota, la cárcel y el olvido.
Cantaclaro
https://www.youtube.com/watch?v=xd_K4l4qqrg
https://www.youtube.com/watch?v=aEwhPIdZnRM
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