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La salida de Venezuela del presidente electo Edmundo González Urrutia, como consecuencia de las amenazas a su persona y familia, hace pensar que la oposición ha sufrido un golpe definitivo que establece la consolidación del dictador Nicolás Maduro en la presidencia del país. Esa es al menos la lectura que hace la canallada mafiosa que ha desquiciado, arruinado y saqueado la nación por más de 25 años.
Pero, como sucedió con aquel burro que pensaba una cosa, pero el que lo montaba pensaba otra, la realidad no se parece en nada a lo que cavila el jumento que desquicia Venezuela.
Si bien es cierto, que a primera vista se apreciaría una pérdida de poder simbólico para el sector opositor, lo que realmente puede y va a suceder, es diametralmente lo opuesto. Si analizamos con detenimiento y serenidad la situación, llegaremos a la conclusión, de que en nada disminuye la fortaleza opositora, sino que, por el contrario, la aumenta y vigoriza mucho más.
Y me explico:
Edmundo González Urrutia no es un venezolano cualquiera. Es el presidente electo del 75% de venezolanos residentes en el país, más los 8.000.000 de ausentes de la tierra que les vio nacer o, como en el caso del que esto suscribe, acogió y otorgó su segunda nacionalidad.
Edmundo González Urrutia es un presidente democrático y probadamente elegido, y el régimen de Maduro encabeza una organización criminal transnacional que ha dado un golpe de Estado.
El Sr. González Urrutia, cuenta con el reconocimiento de los países más importantes y poderosos del planeta. A diferencia del “falsificado” ganador que simplemente amañó los números y se hizo nombrar cualquier cosa.
La presencia del que ahora representa al país decente en el exterior, de ningún modo, influirá negativamente en la batalla política que, muy probablemente, y en el corto plazo, estallará. La experiencia como diplomático del presidente electo, le añadirá valores de gran utilidad para el rechazo internacional al usurpador.
Lo llevará a exponer el caso de Venezuela ante los grandes centros de poder e instituciones del mundo libre: las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Parlamento Europeo, las organizaciones multilaterales de desarrollo, los grandes centros académicos y de pensamiento del mundo civilizado etc. etc.
Escenarios desde los que podrá argumentar a favor de una “intervención” del mundo democrático en un país aniquilado social y económicamente, además de saqueado por mafias de narcotraficantes, contrabandistas de minerales preciosos, lavadores de dinero y causantes del mayor éxodo que se recuerde, por lo menos, en el hemisferio occidental.
Y el país no queda huérfano de dirección opositora, hay otro componente, que representa la infatigable y valerosa María Corina Machado, que con su corazón, pero también con su bien amoblado cerebro, cierra el círculo.
En Definitiva, la presencia de Edmundo González Urrutia en el escenario mundial como presidente electo de Venezuela en el exilio, lejos de representar una derrota para los objetivos de la oposición democrática, podrá ser capitalizada para ampliar significativamente la voz de la democracia venezolana en el mundo libre, a fin de acelerar el proceso de expulsión del régimen criminal que ha arruinado a Venezuela.
Cantaclaro
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