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A muchos políticos o ciudadanos particulares que han salido (más los que faltan) en estampida del aterrador régimen madurista, no solo los disgregan de su país, familia y amigos, sino que también les han arrebatado, sin proceso judicial alguno, las propiedades que dejaron atrás.
Se trata de una modalidad del robo revolucionario que no solo anula su derecho a la propiedad, sino que también pretente borrar de sus memorias cualquier sentimiento de arraigo que les una a su hoy arrasado país.
La manera de actuar de estos sinverguenzas que saquean nación, ha sido igual en casi todos los casos. Una comitiva, bien sea del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional) o de PNCC (Policía Nacional Contra La Corrupción), llega a la propiedad deshabitada de algún perseguido político, o simplemente de alguien que se encuentre en el exilio por motivos que todo el mundo conoce.
Sin orden judicial ni nada que se le parezca, ingresan y saquean todo lo que encuentran y, si digo todo, es porque en el lote va incluido el propio inmueble. Muchos vecinos de las víctimas, afirman que los muy mangantes se llevan cualquier tipo de cosa, desde automóviles aparcados en los garajes, hasta ordenadores, muebles, cuadros, lámparas, útiles de cocina etc., los han visto cargar cajas y bolsas llenas de ropa y juguetes infantiles.
Tras los allanamientos y robos, estos supuestos funcionarios judiciales, cambian las cerraduras de las puertas. A ninguno de los propietarios les llega una notificación o citación sobre lo que está ocurriendo con sus pertenencias.
Después del expolio, tampoco les dan información o tienen acceso a un expediente judicial, nunca hay constancia escrita… todo es absolutamente secreto. Es lo mismo hicieron en la martirizada Cuba los caimanes del sátrapa Fidel Castro.
Además, quienes intenten denunciar la invasión y rapiña, como familiares o amigos del afectado, inmediatamente se convierten en blanco a vigilar y reciben las peores amenazas.
Hay quienes han sido víctimas de estos roba gallinas, que actúan encapuchados y sin distintivo alguno que les pueda delatar, al extremo de ser sometidos por las armas e ingresados en las mazmorras del Helicoide, lugar este que sirve de sede al SEBIN y como cárcel para presos políticos.
Se han sabido casos de actuaciones en que al encargado nombrado por el propietario para cuidar la finca de eventuales ocupas, le han metido una 9 mm. en la boca, le han partido los dientes y amenazado con regresar a matarlo si habla del “asunto”.
Este asalto a la propiedad privada, tiene un doble propósito, la persecución y el lucro, pues es de hecho, que el fruto de todo lo robado caiga en manos de algún alto y (no tan alto) ratero “progresista” de la super Patria del Siglo XXI.
Estos vulgares asaltantes de caminos, en su afán interminable de infundir el miedo hasta a la población que emigró, han descubierto una novedosa forma angustiante de reprimir a distancia, al mismo tiempo que se enriquecen todavía más.
En el marco de otra de las leyes que este impresentable saqueador mayor Nicolás Maduro se sacó de la manga, anunció que más de 1.000 bienes habían sido incautados en un mes. Entre esos activos estarían 412 vehículos, 66 camiones, 112 pisos de lujo, 38 mansiones, 23 maquinarias pesadas, 19 aeronaves, 85 oficinas, 23 complejos empresariales, 154 motocicletas, 22 autobuses, 45 embarcaciones, 12 empresas, 8 edificios y varias armas.
En Venezuela ya no hay un lugar que esté a salvo del retorcido poder de ese Alí Babá y sus más de 40 ladrones… ni siquiera el propio hogar de muchos emigrados, que ya ni tienen casa a la que regresar.
Esta caimanera venezolana de chavistas, maduristas, progresistas, revolucionarios o como se quieran proclamar, son de la misma especie depredadora que la cubano-castrista.
Solo se diferencian en una cosa: la especie de la isla de la felicidad, está vivita, coleando, hambreando y machacando al infeliz cubanito/a desde hace 56 años.
Esta variante criolla solo tiene 26 haciendo feliz al personal, así que les tendremos que dar ¿qué otra cosa se puede hacer? otros 25 añitos más, para que puedan “rematar” su grandiosa e incomparable misión.
Sigo con mis risas para no llorar…
Cantaclaro
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