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En estos momentos tan importantes como decisivos para la recuperación del estado democrático perdido en Venezuela, van surgiendo las opiniones referidas al costo moral que el país decente tendría que pagar, dado el caso de una “negociación con los opresores” cuya finalidad sería lograr rápidamente una transición democrática que le ahorraría al país violencia y muertes.
En un artículo que publiqué hace más de dos décadas, exponía este interrogante que presento también hoy, y planteaba una pregunta que sigue estando en el aire, y es asignatura pendiente de aprobación: ¿Deben (debemos) los venezolanos permitirle a Nicolás Maduro y su banda de delincuentes abandonar el país sin ser enjuiciados y conservando los millones de dólares que tienen en el exterior?
Personalmente creo que no. No, no y no, porque no debemos aceptar con resignado conformismo que los presos asesinados en las cárceles, y en las manifestaciones de protesta, hayan muerto en vano.
Porque todo el sufrimiento de las casi tres décadas de apagón de libertades, no puede quedar como algo que nunca sucedió.
Porque han sometido a la Nación a un expolio sistematizado.
Porque esta vez deben enterarse, de que sus fechorías tienen un costo inexorable que deberán pagar.
No se trata de venganza, de cobrar viejas “facturas”, de persecuciones o cacerías de brujas. Se trata de darle al crimen el reparador, justo y merecido castigo.
Los culpables han sido muy “eficientes” a la hora de aplicar las directrices cubano-comunistas: Padrino López y su entorno de militares de opereta, los hermanos Rodríguez, Diosdado Cabello, los Maduro, los Chávez, las cúpulas mafiosas chavistas/maduristas que han traicionado todos los principios y valores, que han saqueado el país hasta su quiebra total, que han patrocinado el crimen generalizado, que han auspiciado la emigración masiva de más del 25% de la población del país etc.etc.
No creo que sea justo que estos rateros del tres al cuarto, puedan salir impunes del descomunal desastre que han generado, y encima de todo ello, exhiban una grosera arrogancia y una total carencia de arrepentimiento.
Venezuela solo podrá renacer plenamente y mirarse en el espejo sin avergonzarse, si limpia a fondo toda esa basura. Tendrá que ser implacable a la hora de recuperar los miles de millones de dólares robados, necesarios para la futura recuperación de la Nación.
Venezuela ha sufrido mucho… demasiado diría. Si ahora nos sentamos a la misma mesa con los criminales que han pulverizado el país, permaneceremos indefinidamente en el foso, junto a los países más pobres y atrasados del planeta.
En el artículo de años atrás, que he mencionado al comienzo de esta entrada, decía que si mala es la justicia tardía…peor es la impunidad.
Cantaclaro
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