…
Un 16 de agosto de 1888 nacía en Gales (actual Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte) Thomas Edward Lawrence, hijo ilegítimo de Sir Thomas Robert Tighe Chapman.
En este usual acontecimiento nada hacía suponer que en pocos años, aquél neonato de ojos azules y estampa angelical se convertiría en un hombre culto, políglota, escritor, destacado estratega militar, político y personaje de fundamental importancia en la configuración del mundo árabe como lo conocemos hoy.
Estudió en el Jesus College de la Universidad de Oxford, donde se graduó de historiador con una brillante tesis con el nombre de “Crusader Castles”. Fascinado por la arqueología, en 1909 se trasladó a la minas de Karkemish, en Siria, donde recorrió cientos de kilómetros confeccionando mapas y dibujos de edificios y fortificaciones militares turcas.
Por sus conocimientos y servicios prestados a la corona, fue captado por el servicio secreto británico, que con una falsa intención científica lo trasladó a la península del Sinaí para espiar a las fuerzas militares del imperio turco. Llegó a teniente intérprete, y fue el nexo coordinador del espionaje británico del medio oriente durante la primera guerra mundial, tarea por la que fue condecorado con la “Legión de honor”.
En 1916, con la asesoría de Lawrence, el rey Husayn ibn Ali inició la revuelta árabe contra los turcos otomanos en la península arábiga. Lawrence instruyó y entrenó a Faysal, uno de los hijos de Husayn para que presidiera las acciones guerrilleras que acabarían desgastando al enemigo turco en solo un año de eficaz contienda.
Disfrazado de árabe nuestro protagonista de hoy, se infiltró tras las líneas turcas, fue detenido y llevado ante el comandante Bimbashi Ismail Bey, quien ignorando su verdadera identidad, no pretendía interrogarlo sino tener relaciones con él, que al resistirse fue brutalmente torturado y violado. Una vez liberado se unió nuevamente a Faysal para acabar con la escasa resistencia turca que aún quedaba, y organizar el deseado gobierno del eventual nuevo Estado árabe.
Así pues, con unos valientes beduinos que luchaban montados en camellos en una guerra de liberación contra a aviones y ametralladoras, Lawrence, el joven oxfordniano de ojos azules, con su exiguo 1.60 de estatura pero valeroso, resistente y emocionalmente ligado a ellos y a su modo de vida, es el que les conduce en la guerra local contra sus opresores hasta llevarlos a conquistar la mítica Damasco. Si la guerra no hubiera terminado y los políticos no le hubieran traicionado, con esas primitivas tribus habría llegado (así lo afirma en su libro) hasta la mismísima Constantinopla y quien sabe si más allá.
Cuando la república francesa y el imperio británico firmaron el tratado Sykes-Picot para repartirse los nuevos dominios resultantes de la derrota turca en oriente, Lawrence se sintió profundamente traicionado, pues el plan y propósito por el que había combatido junto a los árabes era cínicamente rechazado por las potencias europeas que negaban la creación de un estado árabe libre, tantas veces prometido con anterioridad.
Deprimido por como fue utilizado, escribió un magnífico relato de memorias (cuya lectura recomiendo): “Seven Pillars of Wisdom” (Los siete pilares de la sabiduría) donde relata las actuaciones políticas, militares y hasta personales que le tocaron vivir. El libro que menciono, se hace imprescindible para la comprensión de ese turbulento período histórico, y a su vez de algún modo explicaría la configuración y contexto actual de una región tan complicada como importante.
Gran aficionado a las motocicletas, nuestro reseñado de hoy, en un fatídico día de mayo de 1935 montado en una veloz Brough, sufrió un grave accidente que le provocó la muerte unos días después. Fue sepultado en el cementerio de Moreton (Inglaterra).
No puedo terminar esta breve reseña (que no pretende ser biográfica) sin mencionar la grandiosa película sobre el tema, dirigida por un inmenso David Lean que junto a un descomunal elenco que no voy a mencionar por innecesario, que nos cuenta una historia “idealizada del personaje Lawrence” pero no por ello exenta de algún rigor histórico. Todos hemos visto la magistral cinta.
Sobre la atormentada y controversial figura del legendario “Lawrence de Arabia”, sobre sus exitos y sus fracasos, sobre el proceso de asimilación y adaptación a un modo de vida y cultura tan radicalmente opuestos a los suyos, que posteriormente serían parte esencial de su personalidad, hay mucho que decir y mucho más que comprender…pero eso es otra historia.
Cantaclaro
…