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En mi entorno familiar se admira y mucho a Italia y a los italianos. Siempre que tocamos el tema Italia, coincidimos en que a diferencia de otros, es maravillosa la manera de ser del pueblo italiano.
El italiano es un pueblo de sabios, de artistas, de científicos, de estadistas y de literatos excepcionales. Un pueblo que lleva el legado del Renacimiento en sus venas y la música de sus grandes creadores en el corazón. Un pueblo que hizo de la pasta, originaria de China, un emblema nacional, y que inventó la pizza…
Los italianos tienen en su alma la grandeza de Roma, el colorido de la Toscana, el verde intenso de Umbria, el seductor mare nostrum, el encanto de Venecia, y la magia apasionada del arte superlativo.
Es un pueblo que siente con la mayor intensidad tanto la alegría como la tragedia. Un pueblo hecho para “il amore” no para la guerra. Los italianos son así.
Hace muchos años conocí en Caracas a Marta una señora griega y me contó que cuando estalló la II Guerra Mundial, ella tenía siete años. Su pueblo en Grecia fue ocupado por el ejército italiano. Lo más interesante de la conversación fue la percepción que ella tenía de aquel hecho. Contrario a la tendencia que muchos tenemos de pensar mal del comportamiento de un ejército invasor, Marta conservaba los mejores recuerdos de los italianos que ocuparon su pueblo natal.
Los soldados italianos nunca tomaron nada por la fuerza. A veces iban a su casa pidiendo pan, o aceite de oliva. La madre de Marta les señalaba a los niños: Si yo les doy pan y aceite, ¿qué van a comer i bambini?. Invariablemente, los supuestos invasores se marchaban apenados y excusándose, para volver poco después, con comida enlatada para los niños.
Los italianos son personas extremadamente civilizadas decía Marta. Nunca nos trataron como si ellos fueran los vencedores y nosotros los vencidos, sino como seres humanos. Estaban conscientes del respeto a la dignidad de las personas e invariablemente lo practicaban.
La historia de Italia es un canto a la vida y a la esperanza de un mundo mejor, Italia es la perfecta simbiosis entre trabajo y disfrute. Siempre se ha dicho que en muchas partes del mundo viven para trabajar, excluyan a los italianos de tal afirmación, los italianos trabajan para vivir.
A pesar de los horrores del fascismo, las mafias y las fechorías de los Borgia, Italia siempre será Italia. “Personas civilizadas”. Quizás esta sea la mejor definición del pueblo italiano.
Todos, en algún momento, hemos sido movidos o conmovidos por alguien o algo venido de Italia, y en ese momento, también hemos sido italianos. En tal caso, quiero creer, que todos somos personas civilizadas.
Cantaclaro
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