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El mirador del indiano

Nobleza obliga

Venezuela está a punto de recobrar la libertad y reemprender su destino de país democrático y próspero o de hundirse definitivamente en una noche larga de despotismo y ruina. De prolongarse Nicolás Maduro y su pandilla criminal en el poder, América Latina entrará también inexorablemente en horas oscuras de indignidad y vergüenza.

En el país de Simón Bolívar hay instalada una asociación de bandas que hace ya tiempo dejó de tener proyecto político alguno, que vive entre mentira y mentira, entre amenazas, brutal represión, asesinatos, secuestros, torturas, robos, violación de domicilios etc. etc. y cuyo único objetivo es evitar a toda costa la existencia de un gobierno democrático, serio, de cuentas transparentes y economía normalizada. (1*)

Esa “lumpen-burguesía” indigna e inmoral que desvalija la nación, no halla qué hacer con tal de seguir en la francachela depredadora. Para ello, las sectas mafiosas bolivarianas sustentadas por policías y militares corruptos que actúan como sanguinarias fuerzas de ocupación en su propio país, han secuestrado las instituciones, el dinero, la propiedad, los derechos y asesinan impunemente a los que protestan.

Dada la gravedad del paciente, el reciente angustioso llamado desde la unidad de cuidados intensivos del Palacio de Miraflores a realizar una dedo-asamblea constituyente (amañada hasta las trancas), descubre las desvergüenzas del “proceso” y deja con el culo al aire la conocida pretensión del “presidente obrero” de seguir con el saqueo y demás prendas por “secula seculorum”. Y se dirán, si en Cuba hacen esa vaina 60 años, nosotros 600. ¡¡Qué listos somos carajo!!

Sin embargo, los gobernantes del continente tienen hoy una oportunidad única para ponerse al día con un país que tanto hizo por erradicar los totalitarismos en Latinoamérica, asumiendo como propia la causa de sus libertades. Es mucho lo que pueden y deben hacer los países democráticos para aislar y debilitar la tiranía chavista-madurista.

Que uno recuerde, aquella Venezuela adeco-copeyana surgida una vez derrocada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, siempre fue muy activa y generosa con la asignatura pendiente de la época: la democracia como sistema de gobierno. En este sentido, se puede decir con absoluto rigor y honor a la verdad que existe por ello una deuda pendiente con Venezuela y los venezolanos.

Fidel CastroRafael Leonidas TrujilloFrançois DuvalierAlfredo Stroessner

Hugo BanzerFrancisco FrancoJorge VidelaAugusto Pinochet

Quisiera describir brevemente el actuar solidario democrático de los distintos gobiernos y pueblo de Venezuela, en tiempos tan denostados en estos días de “supuesta revolución”.

En aquella época, se originaron dos grandes proyectos políticos en Latinoamérica:

El de Fidel Castro que ambicionaba sembrar la región de revoluciones guerrilleras y el del presidente venezolano Rómulo Betancourt que buscó expandir la democracia liberal a lo largo del continente. Mientras que poco (por no decir nada) bueno se puede mencionar del castrismo, el proyecto de Betancourt se puso en práctica y sus resultados tuvieron efectos muy positivos dentro y afuera de Venezuela.

A comienzos de los sesenta, Betancourt llamó a las pocas naciones democráticas del continente a romper relaciones con los países cuyos gobiernos no hubiesen llegado al poder mediante “elecciones libres, democráticas y que implantaran políticas totalitarias”.

Para Betancourt, estos regímenes que ofendían la dignidad americana, debían ser sometidos a un riguroso cordón sanitario y erradicados mediante la acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica internacional.

Estos postulados pasaron a formar parte de la llamada Doctrina Betancourt e inspirados en ella, los sucesivos gobiernos rompieron relaciones diplomáticas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX con las tiranías de España, Cuba, República Dominicana, Chile, Argentina, Perú, Ecuador, Paraguay, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Uruguay y Haití.

Estas acciones contribuyeron a que en la década de los noventa no quedara en el poder ningún dictador en América Latina, con excepción de Fidel Castro, quien como es harto conocido, se encargaría años después de controlar a Venezuela a través de Hugo Chávez.

Venezuela desarrolló en aquellos años una muy digna tradición que permitió acoger a muchos que huían de las dictaduras de las naciones anteriormente mencionadas. Puedo relatar de primera mano, varios casos de exiliados (chilenos, uruguayos, argentinos y cubanos) con quienes mantuve largas y “esclarecedoras” conversaciones donde se incluían relatos que al día de hoy todavía me conmueven.

La presencia de refugiados políticos se repetía en casi todos los ámbitos, en las universidades, en la prensa, en la TV, en los medios artísticos, en las agencias de publicidad, en la industria, en el comercio etc.. En todas partes invariablemente se encontraba uno con argentinos, cubanos, peruanos, nicaragüenses, paraguayos, ecuatorianos, uruguayos etc. etc. disfrutando de las libertades políticas y hospitalidad venezolana. En este capítulo, se hace obligado mencionar también a los miles de damnificados prodecentes de la depauperada Europa por consecuencia de la segunda guerra mundial.  

Esta falta de reciprocidad, justa retribución diría, con un país que recibió con los brazos abiertos a tantos, es especialmente frustrante en el caso de sus vecinos fronterizos inmediatos. Por poner solo un par de ejemplos: Colombia y Brasil. 

El actual presidente de Colombia Juan Manuel Santos llegó a definir a Hugo Chávez como su “mejor amigo” y no fue sino hasta hace pocas semanas que condenó al gobierno de Maduro, cuando habló a favor de las luchas que se libran en las calles de Venezuela.

Durante más de cuatro críticos años, Santos concibió al chavismo-madurismo como un “molestia tangencial” a las negociaciones con la guerrilla, su principal preocupación y ocupación.

Hoy, que ya tiene en la mochila el Acuerdo de Paz y su Premio Nobel, es de recibo pedirle que tome alguna acción contundente contra su incómodo vecino, que es por cierto, entre otras cosas el peor enemigo de los colombianos.

Se le podría pedir concretamente que agarre una buen leño de guayacán y le largue por la chepa a su supuesto colega y seguro compatriota, un afectuoso “palo cochinero” que aclare de una santa vez el tema de su nacionalidad y de paso, retire a su embajador en Caracas tal como lo ha hecho el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, único hasta ahora en hacerlo en todo el continente. (2*)

Si hablamos de Brasil, lo que en buena lógica además de justicia le tocaría hacer a su presidente Michel Temer, entendiendo que esté muy ocupado con las acusaciones de corrupción en su contra y la crisis económica de su país, es considerar que esos problemas se agravarán de seguir cruzando la frontera (como lo están haciendo) y lleguen a millones los refugiados venezolanos en busca de alimentos y atención sanitaria. En consecuencia, le podría torcer el brazo al tiranuelo de su frontera norte, implicándose más decididamente en el asunto aplicándo el peso e influencia que tiene en el continente.

Maduro se ha quedado solo, apoyado apenas en una camarilla de militares y civiles asociados a la droga y al control de las importaciones. Cuenta por supuesto con Cuba que utiliza al chavismo además de salvavidas financiero, como medio para influir en los organismos multilaterales de la región, algo que constituye una  vieja afrenta para los demócratas del continente.

Durante dieciocho años, los gobiernos de La Habana y Caracas manipularon el orden regional promoviendo la creación de instituciones paralelas (Celac, Alba, Unasur) para afirmar el poder de los gobiernos de la llamada izquierda latinoamericana y debilitar a la Organización de Estados Americanos (O.E.A). Afortunadamente, hace unas semanas Mercosur sacó a patadas del organismo a Venezuela corrigiendo así un grave error.

El secretario general de la O.E.A Luis Almagro, está consciente de los riesgos que representa la duración de Maduro en el poder y ha obrado con generosidad, justicia y dedicación. Sin embargo, se ha topado con un pequeño grupo de países (Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Antigua, Haití, San Cristóbal, Santa Lucía y Surinam) que permanecen comprados con importantes cargamentos de petróleo venezolano prácticamente regalado. Estos países (incluidas “mini” islas del sur del Caribe) cuyos gobiernos corruptos hasta la saciedad, sin principios democráticos y menos morales, ponen sus votos al servicio de corruptelas personales que impiden groseramente la aplicación definitiva de la Carta Democrática. (3*)

Hasta hace poco, las iniciativas para debilitar la dictadura provenían casi exclusivamente de actuaciones de caracter personal de ex-presidentes de la región o de los parlamentos de unos pocos países. Afortunadamente poco a poco se vienen sumando esfuerzos cada vez más claros, pero se hace necesario crear a la brevedad un sólido bloque continental de rechazo a la tiranía mafiosa venezolana.

Venezuela es hoy un guiñapo de país, pasto de la mayor catástrofe económica, social y moral en los anales de su historia, es víctima de un delirante sistema fallido criminal y ladrón que desertizó lo que hasta hace apenas unos años alcanzaba cotas de envidiable prosperidad. Es el mismo “proceso” que paró el reloj en Cuba y ahora baña de sangre las calles de sus ciudades.

Es urgente que los gobernantes de todos los países democráticos, pongan su mejor empeño para que Maduro acepte una (no me gusta la palabra) negociación para establecer las condiciones de abandono del poder.

Ha llegado la hora de saldar esa deuda latinoamericana. La solidaridad con Venezuela no es solo cuestión de gratitud, es por reciprocidad, es por justa retribución con una nación de naturaleza libertadora y noble… y nobleza obliga.

Cantaclaro

(1*) No es ninguna novedad decir que los integrantes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) o de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) matraquean (extorsionan) a la ciudadanía. Eso forma parte de su ADN. Pero la situación llegó a tales extremos que ahora se hace en público y sin el menor retraimiento. Los familiares de los detenidos por los susodichos órganos represivos, se ven obligados a pagar para poder visitarlos o entregarles alguna comida. Estos “entrañables libertarios” también cobran por “soltar” a los ilegalmente apresados en las protestas. Definitivamente, en esa revolución de amor y paz, con o sin uniforme, todos son maleantes habituales.

El hampa uniformada y armada, apalea, gasea, asesina y roba sus pertenencias a cualquier ciudadano: carteras, relojes, teléfonos, cámaras, zapatos, todo vale. A esto se ha llegado en la “Revolución Bonita”.

Guardia Nacional Bolivariana – EL HONOR ES SU DIVISA –

Videos:

https://www.youtube.com/watch?v=TR9QxkFQTl0

https://www.youtube.com/watch?v=SrXHcVQ–ls

(2*)  http://venezuelasoberana.com/wp-content/uploads/2016/10/NicolasMaduroEsColombiano.pdf

Tercer Informe de Luis Almagro (O.E.A) sobre Venezuela

(3*)  https://docs.google.com/viewerng/viewer?url=http://www.oas.org/documents/spa/press/TERCER-INFORME-VENEZUELA-SPANISH-Final-signed.pdf

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