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En estos días en que la muerte en la cama de Fidel Castro es noticia, resulta verdaderamente patético presenciar el atentado a la historia y la agresión a los sentidos, por la supina ignorancia de unos y el cinismo hipócrita de otros, referidos a la vida, obra y crímenes cometidos por el déspota caribeño.
¡No! ¡No! ¡No! Fidel Castro no fue un defensor de la libertad, no fue un valedor de los derechos humanos, no fue un demócrata. Fidel Castro fue un simple tirano más de una larga y sinientra galería de crueles dictadores latinoamericanos, nada más y nada menos. Es igualmente deplorable constatar el escaso número de dirigentes políticos con los suficientes “machos” para reconocerlo. Este es uno de los motivos por el cual las dictaduras generalmente duran tanto: las complicidades.
Para ponerle un alto a toda dictadura, primero debemos reconocer lo que verdaderamente es, si se relativiza o se hace la vista gorda sucede lo que en Venezuela, donde todavía algunos siguen insistiendo en que Hugo Chávez y Nicolás Maduro fueron tanto uno como otro democráticamente electos, actos que los legitiman y democratizan de hecho y de derecho. ¡No! ¡No! y mil veces ¡No! Se robaron las elecciones, secuestraron la democracia e instauraron una dictadura constitucional a su medida, como lo hacen todos los dictadorzuelos al uso con sus máscaras y falsas maneras democráticas. Años tenemos y algo de ello sabemos.
Fidelísimo Fidel
Sobre la llegada de Fidel Castro al poder en Cuba, por supuesto tenía que ser mediante un alzamiento, como lo hicieron Juan Domingo Perón, Fulgencio Batista, Anastasio Somoza, Gustavo Rojas Pinilla, Alfredo Stroessner, Augusto Pinochet, Marcos Pérez Jimenez, Rafael Leonidas Trujillo y otros muchos gorilas populistas latinoamericanos. Excepción hecha de Hugo Chávez que hasta eso lo hizo mal. Su asonada terminó a las pocas horas en un estrepitoso fracaso y por lo que se ha documentado, se rindió cobardemente. Desde entonces, siempre le persiguió el remoquete: héroe del museo militar (lugar donde se entregó). Quiero remarcar este hecho, ya que son pocos los que lo dicen por ser particularmente incómodo, sobre todo (dicho sea en buen criollo) para los “pajudos revolucionarios de salón”.
Comenzaba el año 1959. Fulgencio Batista que había perdido los apoyos (principalmente de EE.UU) se larga a disfrutar de un prometedor exilio dorado y Fidel Castro hace su apoteósica entrada en La Habana. Los cubanos se tragaron sin dudarlo las ruedas de molino de los barbudos de Sierra Maestra creyendo ciegamente que con ellos en el poder, se terminaba la época de dictadura y represión. Sin embargo, la terca realidad estaba bien lejos de ser aquella ilusión tan esperada.
Hay otro personaje que se hace obligado traer también hoy aquí, se trata del argentino Ernesto “Che” Guevara, tan admirado durante generaciones y visto como un abanderado de los derechos humanos. Este paladín de la justicia, símbolo romántico de la revolución que nos ocupa, reconoció sin tapujos muchas veces que fusiló gran cantidad gente. En carta a su padre le decía: tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar.
Y llegó el día del “descubrimiento”. El 2 de diciembre de 1961, en un mensaje televisado en cadena nacional Fidel Castro anunció: con entera satisfacción y con entera confianza soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida. Una nueva dictadura había comenzado, la más sangrienta y larga de todas las conocidas hasta entonces en el nuevo mundo. (*)
Castro se ocupó en crear un colosal aparato militar, a la vez que fusilaba sin freno, sancionaba medidas confiscatorias contra la propiedad privada. Implantó una inmensa reforma agraria, manipuló artificialmente los precios y hundió inexorablemente la economía.
Ese mismo año llega a La Habana un extenso grupo de consejeros militares rusos. Comienzan a confiscarse diarios y se toman por asalto los colegios, a la vez que se desarrolla una política violenta contra los religiosos, siendo muchos de ellos encarcelados y otros deportados. Las empresas privadas son ocupadas a punta de fusil y desaparecen en su totalidad.
Así llegamos a 1979 año en que el gobierno de Fidel Castro impone (calcada) la misma Constitución Nacional que tenía el gobierno de Stalin en la Unión Soviética en el año 1936.
Fidel Castro abrazó la ideología comunista y la puso en práctica, demostrando con ello una vez más, lo que tantos tertulianos y políticos a lo largo del mundo evitan reconocer. Esta doctrina terminó generando opresión política y quiebra económica. El proceso implementado en Cuba era la foto repetida de Mao Zedong en China, Kim Il Sung en Corea del Norte, el mariscal Tito en Yugoslavia, los dictadores de la Unión Soviética (fundamentalmente Lenin y Stalin), la Alemania Oriental y otros tantos fracasados más. Los resultados en todos estos casos fueron iguales: muerte, hambre, pobreza, éxodo y cárcel.
Después de visto lo anterior, es imposible por falso, decir que el comunismo no se implantó nunca. Por el contrario, se ha llevado a la práctica muchísimas veces y se le ha dado sobrado tiempo para que “funcione”, sin embargo esto jamás ha sucedido y parece que no sucederá. Es una ideología destinada al fracaso pues parte de premisas falsas, fracasadas e incorrectas (comenzando por la negación de la naturaleza misma del ser humano y su deseo de crear un hombre nuevo) y donde sea que se haya llevado a cabo, siempre se ha recurrido a medios extremadamente brutales.
No es casual que en todas partes donde se ha implantado esta ideología, se recurra a los mismos métodos, a las mismas fórmulas de persecución y terror, es un precepto marxista. El mismo Marx lo dice en el Manifiesto Comunista: “los objetivos del comunismo sólo pueden alcanzarse derrocando el orden social que exista a través de la violencia extrema”.
Sigue la dinastía
Falleció Fidel pero su hermano Raúl sigue vivo, al igual que la dictadura. Hace más de medio siglo que Cuba es gobernada por las mismas personas, por el mismo partido político, el único permitido de participar en las “elecciones”.
La economía está plenamente estatizada, la pobreza es general, la represión es ley para todo aquel que piense diferente al régimen. El Estado castrista dirige la vida de los cubanos, quienes no pueden ejercer sus derechos fundamentales como lo son la libertad de expresión, la privacidad, la asociación, la libre circulación, etc.etc.
La radio, la televisión, los periódicos, las revistas, Internet y el cine, todos estos medios (si es que se logra tener acceso a ellos) tienen como única función la divulgación propagandística de la ideología comunista.
Mientras tanto, Fidel Castro ha muerto (según se dice) con una fortuna de US$ 900 millones y con acceso a absolutamente todo lo mejor, mientras sometió a los cubanos a seis décadas de hambrunas y muerte.
En el argumentario de los defensores del régimen castrista siempre se destaca los supuestos logros sociales, pero si de verdad nos vamos a los indicadores socio-económicos publicados, estos nos muestran que Cuba en 1958 era una de las sociedades más prósperas de América. El nivel de alfabetización era del 80% parecido al de Chile, solamente superado por Argentina y Uruguay y mayor que países europeos como Portugal.
Otra cuestión que llama poderosamente la atención y de la que me he ocupado aquí en otras ocasiones, es el caso de los sueldos en Cuba. El salario promedio es insuficiente para que los cubanos puedan satisfacer sus necesidades básicas. Como es de conocimiento público, el salario mensual promedio de un cubano según datos del Banco Mundial y de los mismos cubanos es de US$ 25.- El propio gobierno comunista reconoce que es insuficiente, y es uno de los más bajos del planeta.
La moneda cubana al igual que la venezolana, han pasado a ser la expresión fiel de la misma receta económica fracasada, la corrupción y el estatismo planificado termina provocando que la producción y la productividad de ambos países sean caimanes del mismo charco.
Desde hace más de 6 décadas los cubanos prefieren arriesgarse a morir devorados por los tiburones en el estrecho de la Florida antes que seguir padeciendo la represión, antes que seguir viviendo miserablemente en la isla cárcel. Más de 2.000.000 de cubanos han escapado de su país (casi un 20% de la población) un volumen verdaderamente asombroso. Este dato sorprende incluso más, teniendo en cuenta que la libre circulación de personas ha estado absolútamente restringida en todos estos años.
Si Fidel Castro Rus, es el ejemplo y la inspitación de los puros ideales de hombre nuevo, si es el modelo a seguir por las futuras generaciones, no hay más nada que decir… apaga y vámonos.
Cantaclaro
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(*) En julio de 1959, el comandante Huber Matos denunció la dirección que estaba tomando la revolución dando discursos abiertamente anticomunistas en Camagüey. Esto desató una disputa con Fidel Castro que duró meses y culminó con una carta de renuncia por parte de Matos.
El 26 de julio, Castro y Matos se reunieron en el Hotel Hilton de La Habana, donde según Matos, Castro le dijo: tu renuncia no es aceptable en este momento, todavía nos queda mucho trabajo por hacer, admito que Raúl (Castro) y el Che (Guevara) están coqueteando con el marxismo pero tengo la situación bajo control, olvídate de renunciar, si en un tiempo crees que la situación no está cambiando tienes todo el derecho a hacerlo.
En septiembre de 1959, Matos escribió: la influencia comunista en el gobierno ha seguido creciendo. Tengo que dejar el mando tan pronto como sea posible. Tengo que alertar al pueblo cubano de lo que está sucediendo.
El 19 de octubre envió una segunda carta de renuncia a Castro, debido al giro comunista por el que se estaba llevando a Cuba. Como respuesta Castro le acusó de sedición y dos días después mandó al Comandante Camilo Cienfuegos con orden de detenerlo, quien efectuó el arresto sin resistencia.
El mismo día del arresto de Matos, Pedro Luis Diez, jefe de la fuerza aérea revolucionaria arrojó panfletos desde un avión sobre La Habana llamando a la remoción de los elementos comunistas del gobierno y se fugó a Miami. En respuesta a estas acciones, en un discurso, Castro preguntó a la muchedumbre si era justo ejecutar a los autores de este tipo de actitudes disidentes. La multitud gritó: “paredón, paredón”.
Después del mitin, Castro convocó una junta de gobierno para definir la suerte de Matos. El Che Guevara y Raúl Castro favorecían la ejecución y tres de los ministros que cuestionaron sus opiniones fueron de inmediato reemplazados por incondicionales al gobierno. Al final, Castro decidió en contra de la ejecución, afirmando: “no deseo convertirlo en mártir”.
El juicio contra Matos comenzó el 11 de diciembre y se le sentenció a 20 años de prisión por los delitos de traición y sedición. Matos cumplió íntegramente la pena, la mayor parte en el penal de la Isla de la Juventud.
Huber Matos falleció el 27 de febrero de 2014 en la ciudad de Miami a los 95 años. Siguiendo sus deseos los restos fueron trasladados a Costa Rica país que lo acogió cuando llegó exiliado en 1956 perseguido por Fulgencio Batista. Según su voluntad permanecerán allí hasta que Cuba sea libre.
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Entrevista al Comandante Huber Matos:
1 http://www.youtube.com/watch?v=bWsYpwNJTjI
2 http://www.youtube.com/watch?v=8-2FQebJuZc
3 http://www.youtube.com/watch?v=2m5UqIteQI0
4 https://www.youtube.com/watch?v=UIwwde9DFZY
5 https://www.youtube.com/watch?v=Uf0rjVT9zdw
6 https://www.youtube.com/watch?v=LCf995hf1C
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