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Al comandante del micrófono se le pudre el país, pero el locutor experto en crear chivos expiatorios, sigue en la línea de echarle la culpa al “otro”. Primero recurrió a la lV República (gobiernos anteriores a 1.990), después al imperio yanky y a la oligarquía nacional apátrida, ahora es un “segundón mandado” el que paga la cuenta de su desmadre administrativo y moral. Cualquiera es bueno para servir de chivo, cualquiera menos él claro.
El negoción socialista del siglo XXl
En días pasados se descubrieron en la Venezuela bananera socialista, no nuevas reservas petroleras como sería lo esperado. El nuevo descubrimiento se refiere a 8.800 contenedores con alimentos descompuestos, 8.000 en Pto. Cabello y 800 en el Edo. Cojedes. Una bicoca de 86.000 toneladas donde había de todo menos petróleo: cereales, aceite, carne de res, cerdo, pollo, leche en polvo, café, pastas… No había petróleo, no, ni tampoco vergüenza.
Sabido es que para la compra de alimentos y otros renglones esenciales, el gobierno del iluminado de Sabaneta, otorga divisas yankys a un cambio preferencial. También se sabe que los que “controlan” estos malditos dólares capitalistas son los llamados boliburgueses, es decir, los “enchufados chavistas” entre quienes se encuentran familiares del gorila inflado, ministros, ex ministros y demás coleguitas militares en funciones “estratégicas”.
Este dólar preferencial, el cual se entrega de inmediato, es utilizado por “empresarios” que se ponen de común acuerdo con una firma exportadora foránea para sobrefacturar la comida que van a traer a Venezuela.
Esta sobrefacturación se logra con productos o bien ya vencidos o de vencimiento casi inmediato. El vendedor factura como si fuesen productos recién producidos, lo que permite que las redes involucradas en estos negociados logren unos precios de gallina flaca.
Lo cierto es que el producto alimenticio llega descompuesto a Venezuela, lo significativo es que de una factura de por ejemplo, un millón de dólares en origen, el corrupto venezolano se embolsa unos 600 mil dólares de ganancias libres de polvo y paja. Todo esto sin importarle un pimiento el estado en que estén o lleguen los alimentos.
Esta es sólo una fase del timo, fase en la que se gastan menos dólares de los otorgados por el ente regulador Cavidi, para así obtener una ganancia multimillonaria o “utilidad” a ser repartida entre los “listillos” que rodean al mandamás robolucionario.
Estos dólares que fueron obtenidos a un precio de 2,15 ó 2,60 Bs./$. dado que son divisas preferenciales, se negocian en el mercado paralelo, donde cuadruplican las ganancias de la importación, sin ni siquiera poner los alimentos que han traído en el organismo distribuidor nacional oficial.
Otra parte del negocio consiste en la permanencia (se dice que los contenedores hallados estaban más de año y medio llevando agua y sol) en los patios de puertos o almacenadoras oficiales. Cada contenedor debe pagar una tarifa por estacionamiento de Bs. 14 mil diarios. Pdval (red de distribución gubernamental) es la encargada de pagar este monto día por día, llueva, truene o relampaguee.
Sólo basta multiplicar la cifra de 8.800 contenedores encontrados por Bs. 14.000, para así obtener un resultado de 123.200.000 bolívares diarios cancelados a los bolipuertos chavistas por este concepto, puertos controlados por la otra mafia: la cubana.
En este escándalo de colosales dimensiones, están involucrados: ministros, Fuerzas Armadas, Cavidi (entidad que otorga los dólares), Pdval (distribuidora oficial de alimentos) Puertos (controlados por cuba) y empresarios corruptos ligados al entorno oficialista.
Lo cierto es que en todo ello, hay un solo responsable en tal descomunal estafa, un solo chivo el expiatorio, el de turno… ¿y el comandante forajido embaucador? nada sabe y si te pones tonto vas preso por desestabilizador y traidor a la patria.
Hay que tener pero que bien dura la cara, para presentarse en TV (después que le reventó el bombazo) a decir que son cosas que se investigarán y los culpables serán castigados. Lo que traducido al genuino idioma chavista es: mássss nuncaaaa se supoooo…
Cantaclaro
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