Embutida en su pequeño cuerpo de 1,53 metros y aferrada a su perenne sonrisa, había afrontado decenas de entrevistas y cuestionarios durante el último año y medio sin variar un ápice su respuesta sobre lo sucedido el 6 de mayo de 2009 a 8.500 metros de altitud en el Kangchenjunga. «Llegamos a la cima, pero como hacía muy mal tiempo y mucho viento hicimos la foto de cumbre unos metros por debajo».
Así que sólo ella sabe lo que pasó por su mente hace unos días, durante una visita a Austria para cumplir con uno de sus compromisos publicitarios, cuando el periodista Stephan Ort del diario ‘Der Spiegel ‘ le hizo la pregunta por enésima vez. Entonces sucedió lo impensable. Oh Eun-Sun abandonó la retahíla que hasta entonces había repetido una y otra vez y respondió «cuando llegué allí hacía muy mal tiempo y no alcancé el verdadero lugar. Me quedé en unas rocas, a 5 o 6 metros. Pero el punto que alcancé está también en la cima».
La menuda alpinista coreana acababa de reconocer lo que buena parte del planeta alpinístico, incluidos los mejores escaladore s de su país y su federación, sospechaba: que nunca llegó al punto culminante de la tercera montaña más alta del planeta. Sin embargo, su confesión podría dar pie a otro debate. ¿Quedarse a unos pocos metros del punto más alto de una montaña puede considerarse hacer cumbre, como Miss Oh asegura? La controversia efectivamente existe y ha existido siempre, pero en el caso de la coreana no es tal.
En este año y medio, las pruebas aportadas por alpinistas como Ferran Latorre o el noruego John Gandal y las investigaciones realizadas por medios especializados como la revista ‘Desnivel ‘ o explorersweb.com , amén de las declaraciones de alguno de sus sherpas, han demostrado que Oh Eun-Sun no se quedó a «5 o 6 metros» de la cumbre, como asegura, sino 40 o 50 metros por debajo de ella y a media hora de ascensión en el mejor de los casos. Es decir, que cuando la coreana fue proclamada, tras su televisada ascensión al Annapurna el pasado abril, la primera mujer en hollar los 14 ‘ochomiles’ en realidad le faltaba, y le sigue faltando, el Kangchenjunga. Y fue Edurne Pasaban, casi un mes después en el Shisha Pangma, la que lo logró.
Así que la siguiente pregunta está servida: ¿Quién hace oficial la retirada de la condición de primera mujer en ascender los 14 ‘ochomiles’ a la alpinista coreana para otorgársela a Edurne Pasaban? La respuesta es también inmediata: nadie. La montañera vasca es una reina sin corona. El reto de escalar las montañas más altas del planeta es un desafío personal y no una competición, así que no hay árbitro, jueces ni organismos que lo oficialicen. Personas como Elizabeth Hawley , Xabier Eguzkitza ‘Kartajanari’ o Eberhard Jurgalski llevan sus propias estadísticas y su reputación les convierte en una suerte de oráculos dentro del alpinismo. Su veredicto es sagrado. Pero ni es oficial ni siempre se pronuncian.
Es el caso de Miss Hawley. La venerable -e irascible- anciana estadounidense afincada en Katmandú se resiste a retirar de sus listados la condición de ‘disputado’ del Kangchenjunga de Oh Eun-Sun. Y ello pese a que la coreana nunca le ha presentado las pruebas adicionales que le prometió, de que los tres sherpas que la acompañaron se contradijeron cuando hablaron con ella y de que conoce las recientes declaraciones de la alpinista asiática en Austria. A lo más que llegó es a afirmar, en una carta que envió a Edurne Pasaban tras la decisión de la Federación coreana de no reconocerle la ascensión al Kangchenjunga, que «desde luego lo siento por ella, pero parece que su única alternativa ahora es regresar y volver a escalar el Kangchenjunga otra vez». No sin antes reconocer que «ya me han preguntado si estaría dispuesta a calificar su ascensión como ‘no reconocida’ en vez de ‘disputada’ y he dicho que no».
Esta misma semana, este periódico se ponía en contacto con la veterana periodista y reafirmaba su posición. La cumbre de Miss Oh «sigue marcada ‘en disputa’ en mi base de datos, y permanecerá así hasta que los escépticos cambien su punto de vista, o Miss Oh retire su pretensión» de haber hecho cima, afirmaba Miss Hawley, aunque también aseguraba que «yo no sé quién es la primera mujer que ha alcanzado las cumbres de todas las montañas de 8.000 metros, pero creo que Edurne Pasaban tiene una posición muy sólida».
Así que la página explorersweb.com, un referente del mundo del alpinismo en la Red, ha decidido tomar la iniciativa y, tras retirar el Kangchenjunga a Miss Oh en sus cuadros estadísticos, ha proclamado a Edurne Pasaban como la primera mujer en ascender los 14 ‘ochomiles’. Ha ido incluso más allá al exigir a la coreana que presente también pruebas del resto de montañas, ya que «una vez que hemos llegado a esta conclusión, no nos sirve con su simple afirmación de cumbre», asegura Ángela Benavides, corresponsal de la web en España. Una exigencia, por cierto, que ya le hizo la prestigiosa revista francesa ‘Montagnes Magazine’ el pasado mes de mayo sin obtener respuesta alguna.
Mientras tanto, crecen las voces de quienes piden dotar de oficialidad a las ascensiones a las grandes cumbres o presentar pruebas fehacientes de cima -algo no demasiado difícil en la era digital en la que vivimos-, al menos cuando está en juego un reto del calibre de ser la primera mujer en completarlas. Miss Hawley está de acuerdo y lanza un reto a entidades como las federaciones vasca o española. «Tal vez una de ellas, especialmente la española, podría investigar el asunto de la misma manera que lo hizo la Federación coreana» y dar el respaldo federativo a la alpinista tolosarra, cuyas pruebas de su presencia en las 14 cumbres son públicas y notorias.
Sin embargo, parece que Edurne Pasaban definitivamente no es profeta en su tierra. La multitud de felicitaciones y reconocimientos llegados de todo el mundo, entre los que figuran los de algunos de los mejores alpinistas de la actualidad, contrasta con la indiferencia -cuando no desprecio- que ha recibido del alpinismo vasco y español. El único agasajo oficial se produjo hace unos días en la gala de la Federación española, donde fue presentada como «la segunda mujer en el mundo en ascender los 14 ‘ochomiles’». Al parecer, la FEDME tiene pruebas de la ascensión de Miss Oh al Kangchenjunga que ni su homónima coreana ha encontrado. Con amigos así sobran los enemigos.
Las pruebas de un gran montaje
Elizabeth Hawley tiene la convicción de que Oh Eun-Sun creyó que efectivamente se quedaba a unos pocos metros de la cima del Kangchenjunga. Es lo que le dijeron en plena ventisca los sherpas, uno de los cuales -Dawa Wangchuk- era la cuarta vez que ascendía la montaña. Edurne Pasaban cree que la coreana es víctima de sus patrocinadores, que la han utilizado como un mero objeto comercial. Evidentemente, sólo Miss Oh y sus tres sherpas saben lo que de verdad sucedió allí arriba. Y alguno miente porque sus versiones no coinciden. La propia actitud de Miss Oh ayuda poco a su credibilidad, al decir ahora que no alcanzó la cumbre frente a la versión anterior de que sí llegó. Sin embargo, hay demasiadas pruebas que indican que no se quedó a «5 o 6 metros», sino mucho más abajo:
Las rocas fantasmas
Todas las dudas comenzaron con la foto de cumbre. La cima del Kangchenjunga (8.586 m.) es una pequeña loma de nieve. Sin rocas. Y en la imagen, a Miss Oh se le ve de pie sobre una roca y otras al fondo. Evidentemente, la foto no está hecha en el punto más alto de la montaña. No tuvo más remedio que reconocerlo, aunque dijo que estaba tomada unos pocos metros por debajo, ya que la ventisca les impidió hacerla arriba del todo. Sin embargo, cerca de la cumbre no hay ninguna piedra como las de la foto. La polaca Kinga Barinowska subió el mismo día que Edurne y grabó un vídeo circular desde lo más alto. Ninguna de las rocas que se ven cerca de la cima son las de la imagen.
La cuerda mágica
Ferrán Latorre , compañero de equipo de Edurne Pasaban, fue el que situó la pista sobre esta evidencia y es una de las más concluyentes. En la ya famosa foto, a la coreana se le ve encordada a un cordino verde, que incluso está tenso. El problema es que esa cuerda, montada para asegurar a los alpinistas, acaba a unos 8.350 metros de altitud, doscientos metros por debajo de la cumbre, como demostró el catalán con imágenes propias. La propia Oh Eun-Sun confirmó que desde ese punto para arriba no había más cuerdas fijas.
Las bombonas invisibles
Miss Oh y sus tres sherpas subieron el 6 de mayo. Nadie más lo hizo hasta el día 18, en el que doce alpinistas, entre ellos Pasaban y su equipo, alcanzaron la cima. En muchas fotos de este segundo grupo, entre ellas la de cumbre de la tolosarra, se ven las dos botellas de oxígeno y la bandera nepalí que señalan el punto hasta el que llegan los alpinistas al tratarse de un cumbre sagrada, y otras dos bombonas una decena de metros por debajo, dejadas por expediciones de años anteriores. Cuando a la coreana le preguntaron por esas botellas dijo que no las había visto. En declaraciones posteriores aseguró que no se acordaba.
La bandera misteriosa
Oh Eun-Sun asciende a las cumbres con tres banderas: la de su país, la de su patrocinador y la de su universidad, a la que más cariño tiene porque es donde empezó a escalar. En el ‘Kangchen’, paradójicamente, es la única con la que no se hizo una foto. Por el contrario, el noruego John Gangdal -el primero en subir el 18 de mayo- la encontró en un tramo bastante técnico de la ascensión a unos 8.500 metros de altitud (más de 50 metros por debajo de la cumbre) sobre una roca plana sujeta con cuatro piedras. ¿Quién coloca así una bandera si no cree o le han dicho que está en la cumbre o muy cerca de ella? Tras conocerse este detalle, Jeevan Shrestha, asistente de Miss Hawley, preguntó a Oh Eun-Sun sobre la misteriosa banderola. La coreana se limitó a decir que efectivamente la llevaba para colocarla en la cumbre pero que la perdió en la ascensión…
Para complicarlo todo aún más, Black Yak, su patrocinador, distribuyó dos fotos de cumbre con su bandera. En la primera, la banderola está un poco doblada y no se ve bien el logo (imagen redonda), mientras que del mono de Mis Oh sobresale la de su universidad. En la segunda (imagen grande), el logo está totalmente extendido, pero del buzo ya no asoma nada.
El hombre del millón de euros
Evidencias al margen, es Edurne Pasaban la que destapa la polémica ascensión de Miss Oh al Kangchenjunga en EL CORREO en abril pasado. El mismo día que la coreana holla el Annapurna, la tolosarra revela que uno de los sherpas que subieron con ella le ha reconocido que no llegaron a la cima. Edurne recibe duras críticas por esa afirmación, acentuadas por el silencio de los sherpas, que en esos momentos aún trabajaban para la escaladora asiática. Sin embargo, en privado, Nurbu Sherpa es quien reconoce que no hicieron cumbre, y que además tiene pruebas, pero que no las hace públicas porque teme por la seguridad de su familia. Incluso se lo dice a Miss Hawley, pero como no aporta pruebas y los otros dos sherpas dicen lo contrario, la veterana periodista no toma ninguna decisión al respecto. Darío Rodríguez, director de la revista ‘Desnivel’, vuelve a Katmandú en junio dispuesto a convencer a Nurbu. Con él viaja Edurne Pasaban, cuya autoridad entre los guías locales es la única forma de convencer al sherpa para que diga la verdad públicamente. Éste insiste en que tiene pruebas, que teme por su familia y que se ha quedado sin trabajo. Lo que quiere es dinero. Aunque tanto Darío como Edurne le dejan bien claro que no le pagarán nada por la información, finalmente descubren que el sherpa quería pedirles un millón de euros.
Estas son las pruebas de una polémica que ha empañado una gesta del alpinismo mundial, como es la primera mujer que asciende los 14 ‘ochomiles’. Y ahí radica precisamente la clave de todo este asunto. Que lo que en otras circunstancias es un reto personal -ascender una montaña- cuando lo que se busca es un hito con trascendencia mundial exige también una claridad y publicidad de las pruebas que se corresponda con esa repercusión. Lo que no parece lógico es que una mujer que ha empleado la energía, el esfuerzo y los medios económicos, técnicos y humanos de Oh Eun-Sun para convertirse en la primera mujer en escalar las montañas más altas del planeta luego apenas demuestre interés en documentar esa hazaña. Salvo que no pueda hacerlo.
FOTOS:
Foto 1: Edurne Pasaban y Asier Izagirre en la cumbre del Kangchenjunga. Entre ambos se distinguen las bombonas de oxígeno y la bandera nepalí que indican el punto más elevado al que llegan los alpinistas, a apenas un par de metros lineales del punto culminante, para respetar la condición de montaña sagrada que tiene el Kangchen para los nepalíes.
Foto 2: Imagen de cumbre de Miss Oh con la bandera coreana. En ella se ve sobresalir de su buzo la bandera de su universidad, la cuerda verde a la que esta atada y las rocas sobre las que se encuentra.
Foto 3: Imagen de cumbre original de Miss Oh con la bandera de su patrocinador. En ella también se distinguen los pliegues de la bandera de su universidad.
Foto 4: Imagen de cumbre de Miss Oh con la bandera de su patrocinador ya manipulada. Los pliegues de la bandera de la universidad que sobresale de su buzo han desaparecido y la propia banderola del Back Yak aparece totalmente desplegada.