Hirotaka Takeuchi es un alpinista japonés. Es probable que no os suene mucho el nombre pero hablamos seguramente del himalayista más importante de los últimos años en el país del sol naciente. Forma cordada habitual con la pareja Gerlinde Kalterbrunner/Ralf Dujmovits y al margen de ser el japonés con más ochomiles ascendidos en la actualidad (9), su compromiso de escalada está siempre ligado a un estilo honesto con la montaña y lo más ligero posible. Con 25 años ascendió el Everest y el K2 y entonces se convirtió en la persona más joven en subir las dos montañas más altas del planeta.
El pasado mes de julio, Hiro, como se le conoce en el mundo del alpinismo, intentó ascender el Gasherbrum II, el decimotercer ochomil del planeta y uno de los menos peligrosos (al menos según las estadísticas, porque alí dejó su vida Félix Iñurrategi). Lo hacía encuadrado dentro de una expedición comercial de la agencia Amical, que dirige su amigo Ralf Dujmovits.
El 18 de Julio, cuatro de los miembros del grupo se encontraban en el Campo 2 (6.700 m.), cuando fueron alcanzados por una avalancha. El líder de la expedición, Dirk Groeger, logró salir a la superficie por sus propios medios. Otros dos fueron rescatados poco después. Hirotaka aún estaba vivo, aunque con graves lesiones; pero el otro montañista murió a causa de las lesiones. El cuarto nunca apareció.
El rescate fue todo un ejercicio de solidaridad entre las expediciones allí presentes, pero más mérito tuvo aún la operación que montaron después para descender a Hiro hasta el CB, teniendo en cuenta que tenía fracturada la columna vertebral. Un verdadero ejemplo de solidaridad en montaña, tan en entredicho tras algunos desgraciados incidentes ocurridos en los últimos años en el Everest a cargo de expediciones comerciales. Hechos como estos reconfortan profundamente y devuelven la confianza en el alpinismo, pero sobre todo en sus protagonistas, los alpinistas.
A continuación, reproduzco la carta abierta que Hiro ha enviado recientemente a diversos medios de comunicación especializados para expresar su agradecimiento a todas las expediciones y personas que hicieron posible que sobreviviese en tan complicada situación:
“Queridos Amigos,
Antes que nada, les pido que acepten mis disculpas por no darles las gracias antes. Cuando me subieron al helicóptero, trate de expresar mi gratitud a ustedes con el gesto de mis manos”.
“Desde entonces, no tuve la oportunidad de hablar con ninguno de ustedes; y eso me entristece. A pesar de que el accidente ocurrió hace casi ya seis meses, en momentos siento que sucedió ayer”.
“Todavía, hay días que siento una opresión en mi pecho cuando recuerdo ese momento espantoso de la avalancha; y esa fría oscuridad que me rodeaba”.
“Cuando pienso en mis compañeros de cordada y su familia, no me alcanzan las maneras para expresar mis sentimientos. Solamente puedo decirles que les doy mis más profundas condolencias por la muerte de estos grandes amigos”.
“Siempre que recuerdo los momentos del accidente, vienen a mi memoria los recuerdos de mis amigos; el miedo, el remordimiento y un dolor desenfrenado. Muchas veces siento enojo conmigo mismo por ser débil y querer olvidar todo como si fuera un mal sueño, y no enfrentar la realidad”.
“Algo que siempre estará conmigo es el respeto hacia ustedes por ayudarme. Por ir donde la propia seguridad de ustedes estaba amenazada. Estaré eternamente agradecido por lo que han hecho por mí. Gracias a ustedes he podido pasar la Navidad y el Nuevo Año con mi familia”.
“No se como expresar mi gratitud a todos los que han salvado mi vida. Me estoy recuperando bien, y no tengo dificultades para incorporarme a la vida cotidiana. Puedo caminar y ya he dejado el bastón”.
“Después que el helicóptero me llevó del Campo 1, me tomó dos semanas para que mi organismo se estabilizada y volver a Japón con seguridad. Luego que arribé a mi tierra, fui sometido a intensas cirugías. La tercer vértebra lumbar estaba rota, al igual que cinco de mis costillas; y uno de mis pulmones había colapsado”.
“Según los médicos, mi vida estuvo en serio peligro, especialmente la lesión en la columna. Podría haber quedado parapléjico si el transporte y la evacuación no hubieran sido tan bien hechos. Todos los cuidadosos esfuerzos y el dedicado cuidado que me brindaron no solo salvaron mi vida, sino que salvaron mi cuerpo y mi futuro”.
“Al momento del accidente, también tenía problemas para respirar. Un neumotórax había causado el colapso del pulmón. Si el oxígeno se hubiera acabado durante la noche, yo no estaría aquí para escribirles esta carta de agradecimiento”.
“No fue hasta mucho después que yo supe que uno de ustedes fue hasta el Campo 2 en busca de más oxígeno a pesar de las malas condiciones. Si esa persona no se hubiera arriesgado por mí, yo no hubiera sobrevivido. Muchas gracias por haber hecho eso”.
“Yo le debo mi vida a cada una de las personas que estuvieron conmigo en esos momentos, y que me ayudaron. Me gustaría poder tomar cada una de las manos que me asistieron, mirarlos a los ojos y trasmitirles la más profunda gratitud. Espero tener la oportunidad de verlos en un futuro cercano. Ahora, espero poder volver al GII este verano”.
“Todavía tengo las prótesis de titanio que sostienen mi espalda. No se cuan recuperado estaré para ese momento; pero al menos quiero ir hasta un lugar donde pueda ver el GII para recordar a mis compañeros y los momentos he compartimos juntos. En ese lugar también renovaré mi gratitud a cada uno de ustedes”.
“Me apena no poder devolverles nada a todos los que me han ayudado. Nuevamente, todo lo que puedo hacer es continuar subiendo montañas; porque eso es la pasión que nos une, y la manera en que nos conectamos”.
“Espero poder verlos en la montaña. Muchas, Muchas Gracias a TODOS Ustedes.
Hirotaka Takeuchi”.