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A Picón Blanco desde La Sía

El pasado jueves emprendí con mi compañero Mauricio Martín un paseo por los altos de la Sía en el más puro estilo de los viejos tiempos, aquellos en los que el Club Deportivo Bilbao aún tenia refugio en el barranco de la Sía. Si mal no recuerdo fue una compra recomendada por el veterano Sainz Vizcaya, padre de Pancho, uno de los mejores esquiadores que han saldo delclub de Alameda de Recalde.

Fue una preciosa mañana de frío y nieve polvo, sin viento, temperatura bajo cero y sol, mucho sol. Los puertos estaban nevados (un metro y medio en las hondonadas) y la marcha fue agradable. Nuestro objetivo era el Picón Blanco , a 1.512 metros de altura, una cima que se eleva en la divisoria montañosa entre Cantabria y Burgos, sobre Las Merindades y las tierras de La Gándara. Utilizamos una buena pista mejorada con grava para la instalación del parque eólico. La cima del Picón la ocupa por una base militar abandona desde hace años y trasladada a las nuevas instalaciones del Picón del Fraile, a 1.620 m., en el puerto de Lunada Allí está el radar EVA 12, controlador del espacio aéreo.

Tras una larga y tranquila marcha por nieve, unas veces helada y otras profunda y difícil de vadear, alcanzamos la base. Ahora como antes la integran varios edificios de cemento armado en estado de abandono total, pero que aún conservan el techo. Pueden servir de refugio en caso de apuro. En otro tiempo estuvieron ocupados por puestos de mando, alojamientos, cocheras, talleres y almacenes. Hubo incluso helipuerto. Las torres de centinela vigilan el conjunto.

Cuando la nieve y el hielo cubren la montaña, algo habitual en este ‘highland’ desforestado y cubierto de brezo y argoma, el conjunto adquiere un aspecto inquietante. A los más veteranos nos recuerda a ‘Estación Polar Cebra’ la película (1968) de John Sturges sobre espías en el Ártico, basada en la novela de Alistair Mclean.

Visitamos las instalaciones, almorzamos al socaire y pudimos constatar que, no sé si por precipitación o por mala fe de alguno de los muchos gamberros que suben hasta allí arriba, las tapas de alguno de los pozos de ventilación de los bunker no existe. Queda sin protección un profundo hueco, que la nieve enmascara, y que es realmente peligroso. Desconozco si la base sigue siendo propiedad del ministerio de Defensa o es ya municipal, pero deberían tomar alguna medida.

Dicho lo anterior, llegar hasta la cima, uno a pie y el otro con raquetas, nos costó un pequeño esfuerzo. Cualquiera de las opciones es válida siempre que haga buen tiempo. Los altos se cubren de nubes con facilidad y con viento sur, el efecto ‘foehn’ es especialmente molesto.
La pista nos permitió pasar junto a los postes, gigantes de acero huecos que se orientan y mueven sus aspas de manera autónoma. Entre medio alcanzamos el rellano de Tiñones o El Moruco (1.445 m). Su cima está ocupada por un poste. También hay un buzón reciente del ABB Galindo. Es pequeño y en invierno lo cubre la nieve.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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febrero 2010
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