>

Blogs

Los Pirineos a la carrera

Cuando llega el verano, la gente comienza a planificar sus vacaciones: playa, montaña, turismo cultural, cruceros… Cada uno elige de acuerdo a sus gustos. Quizás el único punto en común entre todos es el de tomárselas con tranquilidad, sin prisas, sin horarios. Todos menos Zigor Iturrieta (Euba, 1974). Este corredor de ultratrails (carreras de montaña de larga distancia) ha elegido este año una forma singular de pasar sus vacaciones: atravesar los Pirineos desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico a la carrera. « Los conozco muy bien; he estado muchas veces, pero quería guisármelo y comérmelo yo solito», explica este vizcaíno que desvela al hablar su profesión de cocinero.

Salida en Cap de Creus.

Y por si hay dudas de la magnitud del empeño, un par de cifras sirven para ponerlo en valor. Son algo más 800 kilómetros de distancia en los que se salvan más de 40.000 metros de desnivel positivo. En realidad, falta una tercera variable para comprobar el mérito del vizcaíno. El recorrido discurre por un sendero balizado, el GR-11, que las guías publicadas recomiendan completar en 40 días. Zigor lo hizo en once. Y además en lo que él mismo denominó ‘regimen de autoasistencia’, «porque a mí lo que me gusta es correr, y si me hubiese planteado hacerlo en autosuficiencia llevándolo todo encima el peso de la mochila me habría impedido hacerlo a la carrera».

Por eso eligió una opción intermedia. No ha contado con colaboradores externos que le transportasen ropa, víveres, etc… y ha utilizado los refugios y albergues de la cordillera para comer y dormir. En la mochila llevaba lo imprescindible: tres mudas («al final de cada jornada me duchaba con la ropa para lavarla y así las iba rotando»), dos mantas térmicas («por si algún día el refugio estaba lleno»), una frontal, un impermeable, la cámara y las barritas energéticas diarias. «En total, tres kilos contando el agua». Un minimalismo en el equipaje que, reconoce, le podía haber costado el reto «si llega a hacer mal tiempo más de tres días seguidos».

Pero no lo hizo y pudo completar un desafío al que quiere restar todo atisbo de competición. «Yo lo he hecho como un desafío personal, no para batir ningún récord (Kilian Jornet lo hizo en 2010 en ocho días con todo tipo de asistencias). Todos los días paraba tranquilamente para comer de plato o un bocata, paraba para grabar vídeos… Eso lo tenía muy claro. Yo había ido a disfrutar», recuerda Zigor, al que la travesía le ha servido también para testar material de su nuevo patrocinador, la firma de equipamiento y ropa técnica Compressport.

Pero esos pequeños ‘placeres’ no han restado un ápice de dureza a su reto. «Por supuesto que ha sido duro. Muchísimo. El primer día llegué a La Junquera dando tumbos porque encima me perdí e hice varias horas de más. La etapa de Andorra es durísima y no sabes lo que sufrí. Y la de Panticosa… sólo pude hacer 40 kilómetros. No sé si fue el agua que bebí de algún arroyo o qué pero cogí una diarrea que se me podía seguir con el rastro… Ese día estuve a punto de irme para casa. O la última jornada, que me debí levantar con el pie izquierdo: primero me caí al cruzar un río y luego pisé una boñiga y también me fui al suelo. Todo rebozado pensé ‘más no me puede pasar, así que ya me puedo ir para casa’».

Una exigencia reflejada en los horarios que hizo: «Yo había calculado entre 8 y 12 horas corriendo cada día y al final me salieron entre 12 y 16». Pero que también le sirvió para descubrir sus propios límites. «Con el paso de los días tu resistencia mejora mucho y lo notas. Al final paraba más por cansancio psicológico que físico. Paraba porque estaba aburrido de correr, todo el día arriba y abajo».
Pero, al final, Zigor se queda con la experiencia personal. «Sin duda le doy más valor al aspecto personal que al deportivo. De lo que más he disfrutado ha sido de la soledad… así he terminado medio pirado», dice con buen humor, y se remite a los vídeos que ha grabado durante la travesía y que ha ido colgando en su cuenta de Facebook. «Creo que reflejan perfectamente lo que he vivido. Ha sido increíble, absolutamente recomendable». Así que espera repetir la experiencia en otras GR’s «aunque no se si podré porque espero familia…».

A falta de flores, ramo de acelgas en la llegada.

Y después de correr ochocientos kilómetros en once días con 40.000 metros de desnivel, cualquier persona pensaría sólo en descansar una buena temporada. Zigor no. Al día siguiente ya se dio una vuelta en bici «para soltar músculos» y todos los días de las vacaciones familiares que está pasando en Bretaña está saliendo a entrenar. «Carga de trabajo ya he hecho, pero ahora voy a ver si cojo un poco de chispa», explica.

El motivo es su participación, a finales de mes, en la Ultratrail del Mont Blanc (168 km, D+ 11.000 m.), la prueba más famosa del mundo. Allí se consagró en 2010 con su tercer puesto, pero quiere sacarse una espina. «Las dos veces que he terminado, de las cuatro que la he corrido, se acortó por las malas condiciones meteorológicas. Quiero hacer el recorrido completo de una vez y cerrar esa puerta, porque a mí me van más las carreras entre 80 y 120 kilómetros o las de varias etapas, en las que recupero bastante bien de un día para otro». Y su Transpirenaica es la mejor prueba de ello.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

Sobre el autor


agosto 2014
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031