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Hiru Haundiak 2014. El recorrido

Quizá suene a tópico al referirse a una carrera de montaña, pero el alma de la Hiru Haundiak está en su recorrido, consistente en ascender tres de las cumbres más emblemáticas de Euskadi: Gorbeia (1.482 m), Anboto (1.331) y Aizkorri (1.523 m.), los Tres Grandes de la montaña vasca. Con ese objetivo nació el reto montañero hace casi cuarenta años y así sigue en la actualidad bajo el formato de carrera de montaña. Sin embargo, y manteniendo la premisa obligatoria de pasar por las tres cumbres, la prueba ha tenido varios cambios en su recorrido hasta alcanzar su fisonomía actual, en principio definitiva tanto por la logísticacomo por el aspecto deportivo.

Y es que no hay que olvidar que se trata de un carrera en línea, obligada por la distancia física entre las tres cumbres. Así que la principal variable a lo largo de las 18 ediciones disputadas ha sido el sentido de la marcha. La distancia también ha ido creciendo a lo largo de los años desde los 86 kilómetros iniciales de 1987 entre Murua y San Adrián, aunque desde 2002 se estableció la cifra redonda de 100 kilómetros que parece ya definitivamente consolidada.

Los primeros años el sentido fue Oeste-Este, partiendo de Murua (Murgia), con finales en San Adrián (1987), el refugio de Mikeletes (1988), el puerto de Otzaurte (1989) o Araia (1990). Los dos años siguientes, sin embargo el sentido de la marcha se invirtió, repitiendo recorrido entre Zalduondo y Gopegi. Entre 1993 y 1995 se volvió al sentido original, que supone ascender los Tres grandes en el orden Gorbeia-Anboto-Aizkorri, y con el mismo recorrido: Sarría-Zalduondo (91 km). En las dos siguientes ediciones (1996 y 1998), el recorrido sería alterno, antes de entrar en el nuevo siglo con el itinerario hasta ahora más realizado: Zalduondo-Otxandio. En el año 2000 el kilometraje aún estuvo en 92,5 kilómetros, pero en la siguiente edición alcanzó lo ya definitivos 100 kilómetros. Hasta 2008 se repitió ese recorrido (5 ediciones), aunque el tramo final (que suponía pasar por la meta en Otxandio antes de ascender al Gorbeia y bajar a ella) no acababa de convencer a muchos. Así que al año siguiente la Sociedad Excursionista Manuel Iradier optó por el hasta ahora recorrido definitivo: Ondategi-Araia.

La multitudinaria salida en este pequeño nucleo urbano perteneciente a Murgia suele marcar un veloz arranque de carrera con tres kilómetros prácticamente llanos hasta Murua. Aquí empiezan los algo más de siete kilómetros de ascensión al Gorbeia (con 800 metros de desnivel), una subida sostenida y sin dificultades técnicas por las lomas de Gonga y Pagazuri que sitúa a los primeros en La Cruz en algo más de una hora. Desde el punto más alto de Bizkaia y Araba, la bajada a Ubide es rapidísima, sobre todo en las primera rampas hasta el refugio Gure Ametsa (km. 14), en las campas de Arimekorta, aunque los últimos dos kilómetros de llaneo por pista asfaltada hasta Ubide se pueden hacer pesados. Al menos allí espera la recompensa del primer avituallamiento líquido. Desde Ubide, los poco más de cinco kilómetros hasta Otxandio se hacen cortos. En el avituallamiento de su frontón (km. 27,3) termina la primera de las tres etapas en las que la organización divide la prueba. A los primeros se les espera para poco antes de las dos y media de la madrugada.

La salida de Otxandio es rápida. Un kilómetro prácticamente llano antes de empezar a remontar entre hayedos hasta el Santuario de Urkiola (km. 35,3), donde se toma la pista que bordea Urkiolagirre y lleva al collado de la fuete de polpol. Aquí, lo más rezagados amanecerán con la mole del Anboto ante Sus ojos. Otro repecho sitúa a los participantes en el collado de Pagozelai, Ahora sí, justo a los pies del Anboto, cuya dura ascensión es uno de los puntos claves de la Hiru Haundiak. Son 260 m. de desnivel en 540 de recorrido (desnivel del 48%), primero por un hayedo con piso de roca y hojarasca y en las parte superior, cerca ya de la arista, por roca que en algunos puntos recomienda incluso a ayudarse con las manos. Hasta salir a la cresta en la brecha de Agindui.

Y aquí llega la gran novedad del recorrido de esta edición, que ha suscitado también críticas en algunos participantes. Una vez en la brecha, en vez de seguir por la arista hasta la cima para descender luego por la cara sur hasta el collado de Pagozelai, se vuelve a descender por el mismo camino (con dos líneas, una de subida y otra de bajada, para que los corredores se crucen). El argumento esgrimido por la organización es el de la seguridad, ya que el descenso por la cara sur es más peligroso, como lo atestiguan los accidentes que ha habido en prácticamente todas las ediciones en las que se ha bajado por allí, pese a las líneas de cuerda instaladas. Por el contrario, los críticos con esta decisión argumentan que la prueba queda desnaturalizada desde el momento en el que no se toca la cumbre del Anboto, que queda a apenas 30 metros de desnivel. Es probablemente, el precio a pagar por una prueba que en ocho ediciones ha triplicado su participación, de los 611 del año 2000 a los más de 1.700 de este año.

Desde Zabalandi (km. 42,3) se bordea el Ipzste y se asciende el Oriol por un terreno tan incómodo (rocoso) como bonito (hayedos) antes de iniciar el descenso hasta el puerto de Kurtzeta, ecuador de la prueba (km. 49,8) . Con la mente puesta ya en la base de vida de Landa, comienza aquí un traicionero descenso hasta el pantano vitoriano. Traicionero porque quien piense en una bajada cómoda y continua hasta el avituallamiento se encontrará con una par de duroas repechos en el Jarindo más que atragantables, sobre todo en el aspecto mental. 

En Landa (km. 59,3) espera la mochila para cambiarse la ropa y el otro avituallamiento completo. Un arma de doble filo ya que puede pesar demasiado para retomar la marcha si no se llega lo suficientemente fresco (física y mentalmente). Los primeros habrán llegado al poco de amanecer, mientras que los últimos deberán abandonar el avituallamiento antes de las 13.20 si no quieren quedar descalificados. Lo que les espera en los siguientes kilómetros es el tramo psicológicamente más duro, según la opinión casi unánime de los que conocen la prueba.

La larguísima sierra de Elgea y su parque eólico hunde a los que hayan llegado hasta allí justos y llena de moral a los que se vean con fuerzas en sus continuos toboganes. Una vez superada, la majada de Urbia (km. 88) es el preámbulo de la última ascensión: Aizkorri. A estas alturas de la carrera tira más el corazón que las piernas, así que una vez coronado el tercer grande, solo un desastre imprevisto impide a quienes lo hacen y tras diez kilómetros de descenso, alcanzar la meta de Araia. A los primeros se les espera sobre las once de la mañana, pero los últimos no harán hasta doce o trece horas después, sumidos ya en su segunda noche de marcha. Les igualará la felicidad al cruzar la meta. Quizás ni eso. Probablemente, para los últimos habrá significado mucho más cruzar sea línea que para los primeros.

 

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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