Alex Txikon fue el último en verles. “Fue sobre la doce de la mañana de ayer (por el viernes). Tamara y yo había empezado ya a descender y una de las veces que miré hacia la cumbre les vi a los tres. Subían por la arista. Calculo que estarían a unos 7.700 metros de altitud”. El alpinista vizcaíno se refiere a tres de sus compañeros de expedición en el Gasherbrum 1 (8.080 m.), donde por segundo año consecutivo han intentado la primera ascensión invernal a este ochomil y además por una nueva ruta. Son el austriaco Gerfried Goschl, el suizo Cedric Hähleny el paquistaní Nisar Hussein.
Desde entonces, el silencio más absoluto. Ni por teléfono satélite ni por walkie han vuelto a contactar ni con sus familias ni con el campo base. Así que las alarmas se han disparado a todos los niveles. El problema es que el margen de maniobra es muy escaso. Prácticamente nulo. La única opción es que desde el campo base saliesen en su búsqueda, pero debido al empeoramiento del tiempo sería poco menos que un suicidio teniendo en cuenta que Alex ya padeció el jueves y viernes temperaturas de casi -50º con una meteorología mucho más benigna.
Pese a todo, el alpinista lemoatarra llegó a plantearse salir ayer en su busca, pero las congelaciones con las que ha bajado en los dedos de pies y la nariz le han persuadido de intentarlo. “Creo que no son graves pero cuando me he intentado volver a poner las botas casi no he podido. El dolor ha sido insoportable.”, explicaba ayer por teléfono vía satélite. En parecidas circunstancias se encuentran los miembros de la expedición polaca que comparte campo base y que el viernes hicieron cima por la ruta normal de la montaña. Ayer llegaron al CB pero lo hicieron agotados y también con ligeras congelaciones en las extremidades.
Por si no fuera suficiente, desde el viernes, día en el que Alex retornó al campo base tras su intento de cumbre, el tiempo ha empeorado de forma notable en el Gasherbrum y las nubes no dejan ver desde el campo base la parte alta de la montaña, además de impedir un eventual vuelo de helicópteros. Así que lo único que les queda es esperar. “Es muy duro pero ahora mismo no podemos hacer otra cosa. Cruzar los dedos y esperar”, se lamentaba Alex Txikon.
Los tres alpinistas iniciaron la ascensión final al G1 el pasado martes, un día antes que Alex, que retrasó la salida por las dudas que le suscitaban los partes meteorológicos. Ese día subieron hasta el campo 1 (6.200 m.), mientras que el miércoles escalaron hasta los 7.000 metros. Esa tarde, Gerfried habló con su mujer, Heike, y le explicó que los tres estaban en su pequeña tienda vivac derritiendo nieve para hidratarse. “’Hace frío y no hay mucha visibilidad, pero afortunadamente hay poco viento’, jadeo Gerfied por el teléfono satélite” según detalló su esposa en su página web. “Mañana saldremos temprano, alrededor de las tres de la madrugada, esperamos haber llegado a la cumbre por la tarde”, añadía.
Al día siguiente –jueves-, Heike volvía a recibir una breve llamada de su marido a las diez y media de la mañana. “”Estamos a 450 metros de la cumbre. Creo que lo vamos a conseguir, aunque aun tardaremos un poco”. La llamada, que Heike calificó de “tranquilizadora”, apenas duró dos minutos. “Estamos subiendo muy despacio, porque llevamos con nosotros todo el material ya que nuestra intención es cruzar la montaña y descender por la ruta normal de la vertiente norte”.
Fue el último contacto directo que se ha tenido con los tres alpinistas. A partir de ese momento, el silencio. Aunque sí ha habido más noticias de su paradero. El viernes, la expedición polaca lograba la primera ascensión que perseguían Gerfried, Alex y su equipo al hollar la cumbre por la ruta normal. Al informar de su logro, avisaban de que habían visto a los tres alpinistas ascendiendo por la arista sureste. Circunstancia que confirmaba Alex al llegar al CB ubicándolos a algo más de 300 metros de desnivel de la cima.
Pero en estas circunstancias el tiempo es fundamental, así que el entorno de Gerfried Goschl ha puesto ya en marcha un operativo de rescate con un helicópero que partirá a la mayor brevedad posible desde Islamabad con escaladores de Sappara, el pueblo del Nisar, el paquistaní desaparecido. Podría estar en el campo base a lo largo del día de hoy o mañana, siempre y cuando la meteorología lo permita por supuesto. En este momento, el principal hándicap de cara a un operativo de rescate tras ser difinido desde el campo base como “muy malo, sin prácticamente visibilidad, viento fuerte y frío extremo”.