El veterano club Aldatz Gora de Bilbao realizó el pasado domingo su Marcha Regulada. En esta ocasión eligieron las pendientes del Pico Alcaste, montaña riojana de la zona de Valvanera, que roza los 1.800 metros y pone a prueba las piernas de los mendigoizales por cualquiera de sus vertientes.
Fue una jornada de deporte, compañerismo y buen humor entre lo más granado del club. La salida tempranera tuvo lugar de la Calle Padre Lojendio, como es de ley. Tras tres horas de autobús y una parada de media hora en Anguiano, la villa de los zancudos, para almorzar, la expedición, con su presidente al frente, recaló en el cruce de Tramboríos, cerca de la villa serrana de Viniegra de Abajo. Hacía calor y el cielo presagiaba una jornada tranquila, aunque los nubarrones que comenzaron a formarse en la zona del Tres Provincias no eran una buena señal. Como después se confirmó.
Salida de las patrullas por el sendero paralelo al río Urbión y llegada a la ermita de San Millán, en un paraje agrestre y olvidado. Allí comenzó un auténtico calvario -una emboscada- en forma de cuesta interminable y castigada por el sol, que los organizadores de la marcha se habían sacado de la chistera. Un castigo que cada montañero solventó a su ritmo, con juramentos y promesas de ¡no vuelvo más¡. El camino se humanizó en las alturas. Amplios espacios abiertos, pastizales, vacas y la mina de La Puza (1.602 m) distrajeron a los marchadores hasta el inicio de la sostenida subida al Alcaste (1765 m), que también se llama Gorrincheta. Allí el tiempo cambió de manera radical. Bajó la temperatura, comenzó a tronar, cayó algún rayo que otro y el diluvio fue universal.
El resto fue un sálvase quien pueda, tras pasar por la cima del Teilo y entrada en Viniegra por la perrera y el puente romano. En total 16 kilómetros muy exigentes por las tierras riojanas que se quedaron muy cortos.

Después comentarios, quejas, merienda cena en una terraza del pueblo, por cierto bonito, cuidado y buneas casas de indianos, y vuelta a Bilbao con la cabeza repleta de recuerdos y ganas de repetir.
La foto del grupo es de Borja Muñoyerro