Juanito Oiarzabal consumió el lunes una más de las muchas vidas que guarda en una recámara que parece no tener fondo. Un colapso por agotamiento y deshidratación durante el descenso del Lhotse le hizo llegar en camilla al campo base prácticamente inconsciente. Aunque ayer por la mañana ya daba órdenes y gruñía a todo el […]