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De rescate a rescate

El tópico montañero de que la verdadera cumbre esta en el campo base ha vuelto hoy a hacerse más realidad que nunca. Juanito Oiarzabal, que fue uno de los los primeros en hacer cima en el Lhotse el sábado y de descender hasta el campo 4, ha sufrido un colapso durante el descenso al campo base y ha tenido que realizar el tramo final en camilla y con oxígeno artificial. Una vez en su campamento, y tras recibir las atenciones médicas y ser rehidratado, el vitoriano ha recuperado en apenas un par de horas las constantes vitales y su tradicional mal humor, la mejor muestra de su recuperación.

La jornada posterior al heroico rescate de Lolo González, Roberto Rodrigo e Isabel García a cargo de los argentinos Damian Benegas y Matoco ha comenzado con el traslado en helicóptero de los dos primeros a Katmandú. Tras el pertinente reconocimiento, la mayor sorpresa la ha dado el alpinista andaluz. Pese a la noche a la intemperie y la caída que sufrió, no tenía ningún hueso roto y solo sufre congelaciones de primer grado (las más leves) en algunos dedos de las manos y de segundo grado en los pies. Mañana mismo será trasladado a España.

Bastante más grave es el estado del vizcaíno Roberto Rodrigo. Sufre congelaciones de primer grado en cara, nariz y una orejas, de segundo y tercer grado en varios dedos de las manos y de tercer grado en los dos pies. Además de la ceguera de las nieves, cuya evolución vigilan los médicos. Su traslado a España se ha pospuesto dos días a la espera de que su estado se estabilice definitivamente. Esta circunstancia permitirá a su pareja, Isabel García estar con él en Katmandú. La burgalesa será finalmente evacuada mañana en helicóptero a la capital nepalesa tras descender a pie desde el campo 2. Isa ha llegado al campo base recuperada de su edema y con congelaciones leves en los varios dedos de las manos.

Ese recorrido entre el campamento 2 y el campo base a través del Valle del Silencio y la Cascada de Hielo lo han realizado también el resto de alpinistas que bajaban del Lhotse: Carlos Soria, que ha sido el más madrugador, una vez más, y a media mañana estaba ya en el CB; Miguel Ángel Pérez y el mexicano Jorge González, que han llegado con Isa sobre las 3 de la tarde; y Juanito Oiarzabal, Juanjo Garra, Carlos Pauner y Javier Pérez, que se han quedado los más rezagados por los problemas con los que bajaban Garra, Pauner -ambos con síntomas de edema- y Pérez, con leves congelaciones en los pies. Inicialmente, el que mejor estaba era Juanito, pero pronto se vio que algo no funcionaba en su cuerpo. Al llegar al campo 1, al que tardaron cuatro horas, el mismo tiempo que lleva hacer todo el descenso completo del C-2 al CB en condiciones normales, el vitoriano ha decidido para hacer agua porque se sentía deshidratado.

Pero no fue suficiente. Ya en la Cascada de Hielo, el grupo ha comunicado por walkie a su campo base que bajaban muy cansados, especialmente Juanito, y que o subían a ayudarles o tendrían que vivaquear en mitad del glaciar esa noche. Edurne Pasaban ha movilizado a sus sherpas, que se han adentrado en la Cascada en busca de los cuatro alpinistas, mientras ella misma y sus compañeros e expedición se acercarban a la entrada del glaciar por si hacía falta su ayuda. Y en buena hora tomaron la decisión.

Juanito se ha consumido como una cerilla, el oxígeno que se le aplicó no fue suficiente para reanimarle y al final ha tenido que ser llevado a hombros por Pasang hasta el final del glaciar, donde Edurne y compañía esperaban con una camilla. El difícil descenso por la morrena se ha prolongado otra hora hasta llegar con la noche ya cerrada a su campamento, donde los médicos le han diagnosticado agotamiento extremo por deshidratación. Van a intentar que sea evacuado mañana junto con Isa.

“Quiero vivir, quiero vivir”

Al margen del susto de Juanito, si hoy a alguien le faltaban manos para estrechar y oídos para recibir felicitaciones, ése era el argentino Damian Benegas. Cada vez que le recordaban su heroico comportamiento, con las manos en los bolsillos de sus pantalones baqueros se encogía de hombros y bromeaba con su característico acento: “bueno, había que ir a ayudarle… y eso que no era chica”.

Pero sobre todo ha destacado que si no llega a ser por las ansias de salir de allí con vida de Lolo González, ellos no hubieran podido hacer nada. “Cuando llegamos a él solo nos decía ‘quiero vivir, quiero vivir’. Había aguantado toda la noche en la misma posición sobre las rocas porque tras la caída, él sabía que si se movía lo más mínimo, hubiera caído mil metros para abajo sin remedio. Para sacarlo, tuvimos que remontar la pared del Lhotse más de 50 metros hasta las cuerdas fijas y si no llega a ser por su ayuda, que lo hizo arrastrándose con los brazos ya que tenía los pies inmovilizados, no hubiéramos salido de allí. Es increíble como se aferró a la vida”.

Pero no todo eran alegrías. El dueño de Patagonian Brothers, junto con su hermano gemelo Willy, ha censurado duramente la actitud de algunos de los alpinistas españoles antes y durante el rescate “porque no vienen suficientemente preparados y luego tenemos que ser los demás los que les sacamos de los apuros. Tienen que ser conscientes de que ayer cerca de 40 personas pusieron sus vidas en riesgo para salvarlos. Y eso no puede pasar un año tras otro. Si no están preparados que se retiren ya o se dediquen a otra cosa”.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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