Hoy ha sido un día de dudas y certezas en el campo base del Everest. Entre las certezas, que Edurne Pasaban y sus compañeros están muy fuertes. Han vuelto de completar la aclimatación y dormir a 7.300 metros, que se dice pronto, y lo han hecho de lo más enteros. Cansados, sin duda, porque la paliza ha sido importante, pero muy enteros. Aunque no se han podido librar del susto del día: cuando han llegado al campo 2 se han encontrado con las dos tiendas inundadas Nada menos que un río pasaba por mitad de ellas. Los sherpas y Ngati, el cocinero, han pasado una noche toledana, pero no les han dicho nada para no preocuparles. Han hecho un arreglo de urgencia pero la solución definitiva es cambiar de sitio las tiendas. No les daba tiempo hoy, así que han decidido bajar y que los sherpas suban dentro de un par de días para hacer el trabajo.
El caso es que el lío del C-2 les ha retrasado y han bajado por el Valle del Silencio y la Cascada de Hielo en plena solana. Y ahí cuando pega, pega. A media mañana nos han avisado para que les acercásemos al glaciar unos refrescos y un poco de agua. Dicho y hecho. Nos hemos adentrado unos trescientos metros en el glaciar y ha sido epectacular ver cómo ha cambiado en apenas diez días, desde la última vez que lo pisamos, también para recibir a los alpinistas tras unos días en las alturas. Está totalmente roto, empieza a aflorar la morrena por doquier y lo que antes era un pequeño hilo de agua ahora es un verdadero río que hay que andar con cuidado para cruzar. En todo caso, un espectáculo digno de vivir.
Luego, en la tranquilidad del CB, los alpinistas nos han podido contar el ir y venir de alpinistas allí arriba, sobre todo de ir, porque para el fin de semana se prepara una ataque, si no masivo, sí bastante numeroso a la cima del Everest por parte de varias comerciales. Entre ellos, personas que en absoluto parecían preparadas ni físicamente ni técnicamente para frontar un reto como escalar el Everest. Hablaban de una mujer llorando de impotencia en mitad de la vía, de alpinistas bloqueados en mitad de la cuerda fija porque no sabían manejar el jumar, de gente que tarda diez horas en subir del campo 1 al 2, de alpinistas que en el campo base dicen que van a subir sin oxígeno y luego les ven ‘enchufados’ en el campo 2… actitudes que lo único que hacen es faltar al respeto a un Everest suficientemente maltratado ya.
Y ahora vamos con las dudas, que son las que han mantenido durante todo el día en el campamento de Juanito Oiarzabal sobre cuándo salir hacia la cumbre del Lhotse. En principio, el plan era hacerlo mañana mismo para hacer cumbre el domingo, pero a última hora han recibido un parte que daba mejor día el lunes y lo han retrasado. En las mismas están Roberto Rodrigo e Isabel García. El que ya va camino de la cumbre el Unai Llantada. Le ha costado 9 horas llegar al C-2, pero lo ha logrado y mañana subirá hasta el C-2 ¡Suerte Unai!
En cuanto a mí, hoy ha tocado ducha y para mañana, colada. Sigo sin estar muy convencido de la obra realizada bajo la tienda. Llevo dos noches buscando posición para dormir y espero encontrarla ésta, por cierto una noche preciosa, estrellada y con la luna creciente. Pero también muy fría. Espero que la vuestra esa tan bella, pero un poco más cálida.