El Shisha Pangma (
-No haber ascendido este ‘ochomil’ le ha dolido especialmente.
-Me ha dolido el no poder ni intentarlo. No haber podido hacer nada. Otras veces tienes al menos la sensación de que has trabajado, subes, bajas… o no puedes porque el último día el clima te cambia. Pero esta vez ha sido todo impotencia. Es que no nos ha dejado ni actuar. Montamos el vivac Scout, lo dejamos todo preparado para intentarlo en estilo alpino y es que no hemos podido hacer nada más. No nos ha dejado ni tocarlo.
-¿Ha sido una expedición más cansada anímica que físicamente?
-Sin duda, mucho más. Es que físicamente casi no hemos hecho nada. De hecho, el otro día, cuando llegué a casa y me vio mi madre, fue lo primero que me dijo, que físicamente no parecía que venía de una expedición. Después de otras expediciones se nos nota físicamente el desgaste, y en esta no ha sido así. Sin embargo, anímica y psicológicamente ha sido agotadora. De esperar al buen tiempo, de estar allí tanto tiempo inactivos, en tensión, esperando cada día el parte meteorológico.
-Es la cuarta vez que lo intenta. ¿Empieza a soñar con el Shisha Pangma?
-La verdad es que sí. Nunca me ha costado tanto un ‘ochomil’. Y mira que está considerado como uno de los ‘ochomiles’ fáciles. Pero está claro que a mí se me ha atravesado.
-¿Ha analizado por qué tantos fracasos? Está habiendo una mala estrategia o ha sido sólo mala suerte.-Mala suerte. Totalmente. Las fechas para subirlo son las que son y no hay más. Lo hemos intentado tres veces por la cara norte y una por la sur en alpino y ha dado igual. El tiempo no nos ha dejado. La única duda que podría haber es que hasta ahora lo habíamos intentado de segundas, tras haber hecho otro ‘ochomil’, y quizás es un planteamiento algo más arriesgado porque vas más justo de fechas, aunque tiene otras ventajas como la de estar ya aclimatado. Sin embargo, ahora hemos ido exclusivamente al Shisha, con todo preparado y planificado como único monte y nos ha pasado lo mismo. El tiempo no nos ha dejado.
-¿Se plantea cambiar la estrategia en el próximo intento?
-Efectivamente, es como para plantearte si estás haciendo algo mal. Y más si comparas con otros ‘ochomiles’ mucho más altos y difíciles, como el Kangchenjunga, que subimos a la primera. Pero tras una reflexión seria es que no hay otra opción. Yo creo que se me ha atascado. Y mejor que se atasque este ‘ochomil’ y no otro. No hay nada más. Para nada. Es que no hay nada que cambiar. Es sólo mala suerte.
-De todas formas, ahora parece que cada intento a un ‘ochomil’ tiene que saldarse con éxito ¿No tiene mal acostumbrada a la gente?-A la gente y a nosotros mismos. Las cuatro expediciones anteriores se habían saldado con cuatro ascensiones a la primera. Así que todos estábamos mal acostumbrados, los primeros nosotros. Quizá por eso el golpe anímico ha sido más fuerte, por esa confianza que llevabamos en hacer cumbre tras los últimos éxitos. Pero sinceramente, creo que de vez en cuando no vienen mal estos golpes. Para no perder la perspectiva de lo que hacemos. No perder el respeto a estas montañas tan grandes y tan peligrosas.
-Precisamente, el final de la expedición no pudo ser más dramático, con su participación en el rescate de un miembro de otro grupo que falleció justo cuando ustedes recogían para volver a casa.-Si, el italiano Roby Piantoni cayó al vacío cuando intentaba la vía británica, la misma que nosotros, justo al día siguiente de que nosotros decidiéramos retirarnos. En un principio sus compañeros decidieron dejarlo allí, porque el rescate era peligroso, pero su madre les pidió por favor recuperar el cuerpo porque su padre también se mató en la montaña hace años. Así que les ayudamos a sacarlo. Fue muy duro. En esos momentos te das cuenta de que esto no es un juego, de que nunca puedes banalizar un ‘ochomil’.
-Miss Oh también tuvo que renunciar en el Annapurna. ¿Sigue aspirando a ser la primera mujer en acabar los 14 ‘ochomiles’?-Si. Creo que sí. A menos se puede trabajar para ser la primera. Ahora tenemos la oportunidad de nuevo de ser los primeros. Pero habrá que ver y planificarlo todo bien.
-O sea que los oscuros nubarrones de hace unas semanas en el Shisha han pasado de largo…-La verdad es que en el CB del Shisha, cuando estábamos en plena desesperación, llegué a renunciar a ello. No es que me diese igual, pero el cansancio anímico que implica te lleva a plantearte tirar la toalla en algunos momentos. Pero luego miras a tu alrededor, ves a tus compañeros, a tu equipo, que luchan tanto como tú por ese objetivo. Y estás rodeado por gente como Asier o Alex, que incluso plantearon volver en diciembre, en pleno invierno, al Shisha… Esa ilusión te carga a ti las pilas.
-Y cuál es el plan.-El objetivo sería hacer muy temprano, a finales de febrero o principios de marzo, el Shisha Pangma por la cara norte, por la vía de Iñaki Ochoa de Olza, que es la única por la que alguien ha hecho cumbre este otoño. Y luego aprovechar esa aclimatación para ir al Annapurna directamente. Este planteamiento tiene su parte buena y su parte mala. La mala es que son dos ‘ochomiles’ y se puede hacer muy duro, sobre todo anímicamente, si las expediciones se alargan mucho. Pero lo bueno es que conocemos bien el Annapurna y cuanto menos tiempo pasemos metidos en su ruta, debajo de sus seracs, mucho mejor. Porque el objetivo es llegar al campo base del Annapurna perfectamente aclimatados del Shisha, esperar a un buen parte meteorológico y tirar para arriba. Pasar sólo una vez por ese sitio.
-Es todo un órdago.-Por supuesto. Y además tenemos que tenerlo todo muy claro porque luego las cosas se pueden complicar y hay que tomar decisiones importantes. Por ejemplo, ¿qué pasa si para mediados de abril no hemos hecho cumbre en el Shisha?, ¿qué hacemos?, ¿nos quedamos allí esperando o nos vamos al Annapurna?. Porque lo que no podemos es empezar con las dudas allí. Todas esas cosas las tenemos que llevas muy bien atadas y acordadas desde aquí.
-En el Annapurna se encontrará con Miss Oh, que ya ha anunciado que volverá en primavera para intentar subirlo y acabar los Catorce.-Con Miss Oh y con unos cuantos más. Creo que va a haber ‘overbooking’ el año que viene en el Annapurna. Abele Blanc también me han dicho que quieren ir y acabar los Catorce, a los que renunció tras matarse su amigo Christian Kutner allí mismo hace cuatro años. Además Valery Babanov, que quiere abrir una de sus vías imposibles, el otro día me pidió compartir campo base. Y Jean Troillet, con el que hemos estado en el Shisha y ha retomado el proyecto de los Catorce (le faltan cuatro), me comentó su idea de ir en primavera y abrir una vía nueva. También me han dicho quePiotr Pusternik quiere ir para acabar sus Catorce. Nos vamos a juntar todos.