El catalán Jordi Panyella Renom, ‘Pany’, uno de los mitos del alpinismo español de los años 40 del siglo pasado, falleció el 14 de mayo a los 92 años. Formo parte de la llamada ‘Edad de Oro’ de la escalada en la que estaban hombres de la categoría de Ferrera y Mallafré, en Cataluña; Teógenes Díaz, González Folliot, Baldomero Sol y José María Galilea, en Madrid, y Serón, Millán y Bescós, en Aragón
Panyella desarrolló sus actividades principalmente en Montserrat y Pedraforca, con algunas aperturas que siguen asombrando a los escaladores actuales. Fue miembro fundador del GAM del Club Muntanya Barcelonés y del CADE (1942) del Centre Excursionista de Catalunya. Además de Montserrat y Pedraforca también realizó varias primeras absolutas y nacionales en los Pirineos. Entre ellas destacan la Torre de Góriz y la Brecha de Rolando (Monte Perdido), en 1.943.
En misma época se volcó en los Mallos de Riglos (Aragón), centro de atracción de los escaladores de unos tiempos de autarquía, pobreza y fronteras cerradas. Además de la apertura de la vía ‘Pany-Haus’ al Mallo Pisón, fue el primero en este mismo monolito desde el collado. Realizó la primera repetición a la punta de los Catalanes del Fire (la más alta). En cambio, M. Bescós, Alberto Rabadá y Cintero se le adelantaron en el Puro.
En los años 50, se fue retirando progresivamente de la escalada. Con su fallecimiento se va uno de los montañeros que contribuyó al nacimiento de la escalada de dificultad en España.
Su muerte acaece un año después de la desaparición del inolvidable Pedro Udaondo (17 de marzo de 2007), a los 72 años, en Picos de Europa, en plenas facultades y haciendo lo que más le gustaba, y de Alfonso Alonso, ‘Fonsín el de Cosgaya’ (30 de abril 2007) , una de las leyendas del alpinismo cántabro, a los 85 de edad, en Barcelona.
La noticia de Pedro Udaondo tuvo un amplio eco en EL CORREO, no así la de ‘Fonsín’, que escondida por el día a día pasó desapercibida salvo entre los alpinistas más veteranos.
Aprovecho lel fallecimiento de Panyella para recordar a Alfonso Alonso, un gran amante de la montaña, especialmente de los Picos de Europa, donde realizó ‘primeras’ en la Sur de Peña Vieja y en el Macizo Oriental en los años 50.
Su nombre adquirió trascendencia en febrero del 70. El Naranjo de Bulnes había atrapado en sus paredes a Lastra y Arrabal y las tentativas de rescate eran infructuosas. El de Cosgaya, con conocimientos de aviación por haber sido piloto en las milicias universitarias, propuso a la tripulación del helicóptero que pasase cerca de la repisa donde se refugiaban los madrileños. Con medio cuerpo fuera del aparato, en pie sobre el patín del aparato de la Guardia Civil de Tráfico, logró echarles una mochila con pertrechos y una nota de ánimo.
Al día siguiente, de nuevo Fonsín fue el encargado de descolgar una cuerda con un mosquetón en el extremo, con la que engancharon e izaron desde la cima a Arrabal exhausto.
Posteriormente tomó parte de la primera expedición vasca al Everest.
Foto. Diario Montañés