Es sólo una muestra de lo que está pasando: Nepal controla rígidamente las actividades y protestas pro tibetanas contra China y ha desplegado tropas en el Everest para evitar incidentes durante la escalada de la antorcha olímpica, prevista en los primeros días de mayo. Las tropas desplegadas tienen permiso para disparar contra los montañeros involucrados en actividades contra China, según una fuente de Interior.
Según www.mounteverest.net , fuentes sobre el terreno informan que policías y militares chinos de paisano circulan por el campo base y el campo 2 de la vertiente nepalí. Un periodista confirmó a ese mismo medio que fue obligado a identificarse por parte de las fuerzas de seguridad chinas cerca de la frontera entre Nepal y Tíbet, pero en territorio nepalí. Además, no se permite enviar imágenes, y los teléfonos satélite han sido requisados por el Ejército. Quien quiera llamar debe acudir al puesto militar del CB, pedir su teléfono y llamar delante de los militares. Al parecer todas las llamadas son escaneadas.
Aún hay más. Las autoridades nepalíes obligan a todos los alpinistas que llegan al país a firmar un documento donde se comprometen a no realizar acciones ni declaraciones en favor de Tíbet (el documento avisa que si lo hacen serán inmediatamente expulsados) y los policías revisan concienzudamente el equipaje de los alpinistas para asegurarse de que sólo llevan material esencial para su expedición.
Mientras tanto, sigue la prohibición para las expediciones, hasta el día diez de mayo, de subir más allá del campo II, a 6,400 metros de altitud. En teoría, para esa fecha la antorcha olímpica ya habrá llegado a la cumbre del Everest por la vertiente china. Aunque la pregunta es evidente: ¿Y si para esa fecha no lo consiguen? ¿prorrogará Nepal la prohibición, teniendo en cuenta que esa decisión supondría de facto dejar sin opciones de hacer cumbre a centenares de alpinistas?