La estación de esquí de Fuentes de Invierno, en Aller (Asturias) continuaba ayer sin poder abrir sus pistas. Se acerca el final de campaña, que esta temporada se adelanta por la ubicación de Semana Santa en el calendario, y la estación asturiana aún no se ha estrenado. Anunciada a bombo y platillo y creada con el propósito de ‘descongestionar’ San Isidro, Fuentes parece que se va a quedar en una enorme cicatriz en las laderas de la Cordillera Cantábrica. En una maniobra especulativa para colonizar un espacio virgen y llenarlo de chalets adosados de falso estilo alpino.
Unos días por falta de nieve, otros por el viento. Algunos por la lluvia y el resto sencillamente porque se han confabulado todos los elementos, el caso es que Fuentes de Invierno no ha terminado de arrancar.
Pero el problema no sólo está en Fuentes. El resto de las estaciones invernales de la Cordillera han encendido las luces de emergencia. Valgrande-Pajares, que ayer operativos 600 metros de pistas, se verá abocada a cerrar sus puertas en breve por falta de nieve, en el caso de que las temperaturas no bajen lo suficiente como para activar los sistemas de innivación artificial durante los próximos días. Además las previsiones meteorológicas no anuncian nevadas, como pronto, hasta dentro de una semana.
La situación en San Isidro, aunque mejor que la de Pajares, tampoco es para tirar cohetes. La principal estación leonesa ofrece a los esquiadores poco más de tres kilómetros de pistas, por lo que también depende de los cañones de nieve artificial para garantizar la actividad a lo largo de la semana que viene.
Por su lado, Alto Campoo (Cantabria), que tampoco cuenta con innivación artificial, permanece cerrada por falta de nieve pese a que dispone del mayor dominio esquiable de toda la Cordillera.
La metereología es inmisericorde y no entiende de economía. Sin embargo en nuestra mano está que las tropelías que se han cometido en Fuentes de Invierno no se repitan en la proyectada estación de esquí de San Glorio, que sí, revitalizaría una comarca deprimida, pero siempre que contar con la garantía de la nieve. Algo que hoy por hoy parece imposible.