Déniz es un producto de la ‘cuadra Bernaola’, el jesuita que esculpió en la Comercial de Deusto a varias generaciones de directivos de primer nivel. Directivos y también sindicalistas, porque de esa misma ‘ganadería’ salió José Elorrieta, el también pre-jubilado ex secretario general de ELA.
Ha estado algo más de 40 años en la misma empresa y ha vivido al frente de la misma varias crisis. La de principios de los 80, la de principios de los 90 y ahora, al borde mismo de su salida, la que aún nos atenaza. Javier Déniz ha sido capaz de conducir con éxito una compañía siderúrgica por una senda extraordinariamente complicada. Se va con algunos objetivos incumplidos pero intuyo que con la convicción de haber hecho todo lo posible por alcanzarlos.
Con todo, debo reconocer que lo que más me ha sorprendido del personaje desde que le conozco –creo que algo más de 20 años- es su calidad humana, la facilidad de trato y un fino sentido del humor que denota inteligencia. Un magnífico gestor metido en el cuerpo de una gran persona.
Estoy seguro que Javier va a ganar espacios para su familia en esta nueva etapa de su vida y que ahora pasará buena parte del año en ese sitio del sur de España que tanto nos gusta a los dos. Estoy convencido de que, además, aprovechará para mejorar su hándicap de golf. Ese “hándicap 29” que figura en la base de datos de la Federación Española demuestra que ha trabajado muchas horas. Demasiadas quizá.
La mejor recompensa para un líder es que alguien le diga : ¡Misión cumplida!