La decisión del Gobierno central de modificar por la puerta trasera
el artículo 105 de la Ley de Sociedades Anónimas puede poner en bandeja el segundo intento del presidente de la constructora ACS por abrirse un hueco en el consejo de administración de Iberdrola, sociedad de la que controla al menos el 12% de las acciones. El veto comienza a la presencia de ACS en el consejo de la eléctrica –hasta ahora creo que tan sólo han pedido eso- comienza a sonar fatal. Cada día que pasa adquiere mayores tintes de pelea personal y la posición numantina de Ignacio Sánchez Galán se complica por momentos. Está claro que él ha convertido una empresa derrotada en una locomotora internacional. Pero también lo es, o debería serlo, que las empresas no son de sus presidentes, sino de sus accionistas.
Lo cierto es que, salvo los directamente perjudicados, pocos son los que defienden a estas alturas la existencia de limitaciones en los derechos de voto de las sociedades mercantiles. El argumento que se utiliza es la de defender a los accionistas minoritarios frente a los grandes inversores. ¿No es esa la misión reservada a los consejeros independientes? ¿Por qué es necesario entonces reforzar las barreras de acceso de los inversores? ¿Para defender las compañías de los depredadores? La reciente crisis financiera ha demostrado que los auténticos depredadores de las compañías, en especial de los bancos, se sentaban en sus principales órganos de dirección.
Hay en todo esto una cosa curiosa, que refuerza la teoría de que el paso del tiempo ha desdibujado las ideologías políticas, hasta el punto de hacerlas irreconocibles por los actos de sus defensores. A saber. Fue el PP, partido neoliberal, quien introdujo limitaciones a los derechos de voto de las empresas extranjeras en las compañías españolas privatizadas. Una medida ‘proteccionista’ que la UE no ha dudado en declarar. En definitiva, quienes defienden que el mercado es capaz de corregirlo todo, adoptaron medidas para impedir precisamente eso. Por el contrario, el PSOE, partido socialdemócrata, es quien ahora quiere levantar las limitaciones de voto de la Ley de Sociedades Anónimas. En fin, quienes defienden que el mercado no es perfecto y hay que ponerle limitaciones, abogan esta semana por mantener el principio de que “gane el más fuerte”. ¿No es para bajarse del mundo en marcha?
Florentino juega en el País Vasco con un hándicap y no precisamente por ser presidente del Real Madrid, equipo que no despierta muchas adhesiones a este lado del Ebro: es un gran desconocido en el terreno empresarial. Su perfil es difuso y está velado por la primacía de esa imagen tan ligada al fútbol. Y es que cualquiera puede recopilar varios miles de declaraciones suyas en relación a Cristiano Ronaldo, pero pocas, muy pocas, respecto a sus intenciones como accionista de una de las primeras compañías eléctricas del mundo. De ahí que la imagen que comienza a extenderse, la de que desea entrar en Iberdrola para descuartizarla, maximizar su valor en Bolsa y dar un pelotazo –cosa que el resto de accionistas quizá no vea tan mal- ha ganado adeptos. Su fugaz paso por Fenosa, además, va en su contra. Fue precisamente eso lo que hizo.
Hay partido. Florentino ha conseguido fichar a Rodríguez Zapatero para su ‘dream team’. O al menos eso cree él. Yo……. no estaría tan seguro. El presidente sólo es fiel a la Cultural Leonesa.