Lo que sin embargo creo que no ha tenido una buena solución es el asunto de los multimillonarios ‘bonus’ que cobran los directivos de banca al finalizar cada año, a modo de remuneración variable. Hay países que han aprobado un gravamen especial para estas remuneraciones, de hasta el 50%. En España no se ha aprobado medida especial alguna y, por lo tanto, tributarán en las condiciones normales del IRPF. Esto es, en el marginal del 43% o del 45% para quienes residan en el País Vasco.
¿Es suficiente? Me temo que no. Las fórmulas para escamotear al control de Hacienda ese bonus son innumerables. El problema no es externo o de tributación. La cuestión es interna y deben resolverla los propios bancos, después de que se haya puesto de manifiesto que, en determinadas ocasiones, este sistema de remuneración es un acelerador hacia el abismo. De momento no parece que tengan muchas intenciones de modificar el modelo. Al fin y al cabo, la próxima crisis que desaten la pagarán otros y ellos se retirarán a disfrutar de sus jugosas jubilaciones anticipadas.
Hagamos un poco de historia. Habida cuenta de que esta remuneración variable está ligada a la consecución de objetivos e incluso a su superación, estoy seguro de que entre los años 2005 y 2007 se obtenía un bonus más elevado cuantos más bonos de Lehman Brothers conseguía un directivo colocar en el mercado ; o cuantas más participaciones de alguno de los fondos de inversión del grupo Santander –contaminados por Madoff- encontraban destinatario. Y así….hasta el aburrimiento. Visto con perspectiva histórica –tampoco mucha, tan sólo un par de años o tres- hay que concluir que aquellos bonus eran gasolina para el incendio. Y…. nos volverán a incendiar, seguro.