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Manu Alvarez

Bank Notes

Fusión de las cajas vascas: Difícil pero no imposible

Es un hecho aceptado por todo el mundo que la reciente adjudicación de Cajasur a BBK complica, casi hasta el infinito, la posibilidad de acometer ese viejo proyecto fusión de las tres cajas de ahorros vascas: BBK, Vital y Kutxa. La razón también es conocida. La absorción de la caja andaluza permite a BBK un crecimiento sustancial –incrementa su activo total en torno a un 60%- y coloca la ecuación de canje ‘a la vasca’ un poco complicada desde el punto de vista territorial.

Lo cierto es que el diferente comportamiento de las tres cajas en los últimos años ya había colocado esa ecuación al borde de la ‘fusión imposible’. En términos de activo total, hasta hace tan sólo unos días, la BBK suponía aproximadamente el 50% de una hipotética entidad resultante de la fusión; Kutxa el 35% y Vital el 15%. Comenzaba a ser difícil dibujar un esquema de equilibrio territorial en esa situación. Con la absorción de Cajasur, BBK significaría casi el 62% de esa ‘gran caja vasca’; Kutxa el 27% y Vital el 11%. Como resalta a simple vista, sería necesario dejar de hablar de fusión, para comenzar a utilizar el verbo prohibido: absorción.

Todos los intentos de abordar esa fusión, hasta ahora, han partido del principio de que ninguna caja debería tener el control absoluto sobre el futuro. O, lo que es lo mismo, que ninguno de los tres territorios debería mandar sobre el resto. Son estas disquisiciones en las que uno abandona el terreno financiero y empresarial para adentrarse en las procelosas aguas de la política o los sentimientos territoriales.

Hay más problemas que el de las matemáticas patrimoniales. Uno de los que ha sido evidente en los últimos seis años es el reparto del poder político en la caja de ahorros resultante. Si ésta es siempre una tarea difícil en cualquier fusión de cajas, en el País Vasco se convierte en un ‘sudoku’ casi imposible de descifrar. La rumorología –uno nunca sabe dónde empieza la realidad y donde la ficción en estas cuestiones- apunta también a que esa fusión será difícil a medio plazo porque Kutxa necesita atravesar antes un proceso de saneamiento profundo, después de que sus gestores le hayan abierto varios agujeros al caso del barco en sus aventuras inmobiliarias de alta especulación.

En el medio plazo, es lógico pensar, además, que BBK tiene por delante una digestión lenta en la absorción de Cajasur. Costará algunos años e incluso el resultado es tan incierto como ilusionante para quienes dirigen la entidad. El mundo es de los valientes.
Pero es quizá precipitado, sin embargo, anunciar la muerte definitiva de ese proyecto de ‘fusión vasca’ por una cuestión matemática. La nueva Ley de Cajas que acaba de aprobar el Gobierno central abre la puerta, precisamente, a una vía que puede hacer posible plantear una fusión equilibrada desde el punto de vista territorial, sin perder la tutela histórica que las instituciones –ayuntamientos y diputaciones- han ejercido sobre estas entidades. Las diputaciones de Gipuzkoa y Álava, así como los ayuntamientos de Vitoria y San Sebastián, podrán, si así lo desean, suscribir cuotas participativas en un porcentaje suficiente para volver a plantear sobre el papel un esquema más equilibrado desde el punto de vista territorial. Pero claro…….quizá no haya dinero para abordar esa peripecia….

Por Manu Alvarez

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