A saber. Una parte de la organización empresarial estaba empeñada la pasa semana en que el secretario general de Confebask, 64 años recién cumplidos si no fallan mis datos, asumiese el final de su vida laboral, aceptase una jubilación anticipada y pasase a ser pensionista de la Seguridad Social. ¿Razones? Oficialmente ninguna. Otra parte de la organización, el propio presidente de Confebask, Miguel Lazpiur y la patronal alavesa, SEA, impidieron que se consumase ese intento. En realidad, un ‘despido interruptus’ vestido de jubilación.
Veamos algunos antecedentes. El pasado 28 de enero, el secretario general de la patronal guipuzcoana Adegi, José Miguel Ayerza, no tenía dudas es calificar como “opción razonable” la propuesta de reforma del sistema de pensiones que acababa de telegrafiar el Gobierno y que incluía el retraso en la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. A mediados de febrero, el presidente de la organización empresarial vizcaína Cebek, José María Vázquez Eguskiza, no dudaba en afirmar que la generación sostenida de riqueza va a obligarnos a todos a “trabajar más, ya sea en términos de extensión de edad o de horas”.
Y, llegados a este punto, si los principales ‘supporters’ de la idea de extender la edad laboral no aplican en sus casas ese principio sino, más bien al contrario, alientan con sus decisiones la dirección opuesta, la jubilación anticipada, ¿cómo pretenden que el resto de la sociedad respalde la medida? Si ellos optan por las prejubilaciones, será que son buenas ¿o no?