Pongámonos en la posición más extrema: es un cuento chino y punto. Sin embargo, hay que reoconocer que se han vendido millones de unidades –en España cuesta casi 50 euros- y que hay detrás una acertada operación de márketing. La pulsera en cuestión no ha elegido –como otras anteriores- un ‘target’ de achacosos reumáticos que buscan consuelo para sus dolencias articulares. Todo lo contrario. Se ha dirigido a los deportistas y su primer colectivo no fue otro que el de los surfistas. Alguna que otra presentación con glamour mediático y un ‘product placement’ acertado en la última edición del ‘Gran Hermano ‘ de Tele 5, han hecho el resto.
-Primera conclusión: Cualquier cantamañanas, con un márketing acertado, puede tener éxito. Aunque sea efímero, dadas las magnitudes de la globalización, una tontería de la que se vendan millones de unidades puede suponer millones de dólares de beneficio.
-Segunda conclusión: La innovación no es sólo una cuestión industrial. Se me ocurren no menos de tres empresas vascas que tienen capacidad para fabricar una pulsera de ese tipo. No se me ocurre ninguna que tenga la osadía de promover una operación de mercado de este tipo.