El problema llega cuando el Gobierno apuesta por mantener abiertas centrales con 40 años de vida –tecnología obsoleta, por el lógico paso del tiempo-, aunque sea en un proceso de ‘prorroga política’ como la que acaba de conceder a Garoña, pero se niega a sustituirlas por otras nuevas que, se supone, estarían a años luz en materia de seguridad. A saber, al padre no le gusta que su hijo de 19 años conduzca un coche porque ya se sabe que los automóviles entrañan un riesgo cierto. Por eso, se niega a comprarle un coche nuevo y le condena a seguir, al menos durante unos años más, a los mandos de un destartalado ‘Renault 12’, de 34 años de antigüedad, si viejo coche, que le regaló en un acto de debilidad el día que el retoño sacó el carnet de conducir. El coche está sometido a un cuidadoso mantenimiento y pasa sin problemas el riguroso examen de la ITV pero….. ¡lecheeee!, no deja de ser una ‘cascarria’. No tiene airbag, ni ABS, ni control de derrapaje y los frenos de las cuatro ruedas son de tambor. Pues nada, a seguir conduciendo la antigualla.
Por alguna extraña razón, Miguel Sebastián jamás me ha inspirado confianza. Es de esos ministros que un día se te cruzan y no los digieres ni a tiros. Creo que sus méritos académicos no sirven para ocultar su incapacidad de gestión y que muchas de sus ideas no son tales, sino tan sólo ocurrencias. Por cierto, ministro, ¿dónde está la bombilla de bajo consumo que me prometiste ‘gratis total’ y de la que nunca más se supo?
Ayer, Sebastián me volvió a dejar helado cuando pronunció la frase: “No apostamos por nuevas centrales sino por mantener las que sean imprescindibles. Esta es nuestra apuesta: energía nuclear, sólo la necesaria para nuestro abastecimiento, sólo la necesaria”.
¿Hay alguna imprescindible? Pues no. Todas son sustituibles. Otra cosa es el coste o la conveniencia de la operación. ¿A qué se refiere el ministro cuando habla de imprescindibles? Quizá, lo que no se atreve a decir es que su cierre sería una operación ruinosa para este país. Entonces, ¿son inseguras o son imprescindibles? No consigo aclararme.
Efectivamente, Zapatero ha adoptado una solución que no contenta a nadie. Quizá es lo que ha buscado, al considerar que si deja contrariado a todo el mundo no hará otra cosa que trasladar la imagen de su independencia de pensamiento. Desde el punto de vista político me parece una decisión acertada, aunque oportunista. El problema está en que desde el punto de vista de la generación de electricidad, la decisión no hace sino abundar en la sensación de caos y de ausencia de liderazgo. Y eso, lo pagaremos.