En la isla de Hirta, en el archipiélago de St. Kilda, vive una colonia de ovejas de Soay. A lo largo de los últimos 25 años el tamaño medio de las ovejas de esa colonia no ha dejado de disminuir y aunque hasta hace poco se desconocía la razón de ese empequeñecimiento, ahora parece que se le ha encontrado una explicación.
El archipiélago de St Kilda se encuentra a
Tras la marcha de los isleños llegaron las ovejas. Las llevó allí, procedentes de la isla de Soay (del mismo archipiélago), el marqués de Bute. Llevan más de 70 años viviendo en la isla y en la actualidad están asilvestradas. Y como antes he señalado, desde hace 25 años no han dejado de empequeñecer.
El fenómeno ha resultado una sorpresa para los biólogos, ya que las ovejas grandes tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse que las pequeñas. Esa es al menos la opinión de los biólogos especialistas en materias relativas a la evolución de los ciclos de vida. Ahora, sin embargo, el análisis de las condiciones ambientales en el archipiélago y de su variación a lo largo de estos 25 años, y a partir de los resultados obtenidos de la aplicación de modelos matemáticos, los especialistas cuentan con una explicación para el fenómeno en cuestión.
Parece ser que el clima está cambiando en el archipiélago, y que ese cambio está en la base de la reducción del tamaño medio de la colonia de las ovejas en Hirta. El clima de St Kilda ha mejorado durante los últimos años. Los inviernos son ahora más cortos y las condiciones no son tan duras como solían ser. Antes, cuando los inviernos eran más severos, sólo los corderos más grandes superaban su primer invierno de vida. Ahora, sin embargo, muchos lo superan, lo que ha provocado un descenso en el tamaño medio de los individuos de
Las ovejas de St Kilda nos muestran un fenómeno muy interesante. Pone claramente de manifiesto la estrecha relación que existe entre las características del ciclo de vida de los ejemplares de una especie en una población determinada y las condiciones ambientales a las que se ven expuestos sus integrantes. Las características de los ciclos de vida, -longevidad, edad reproductora, tasa de crecimiento, esfuerzo reproductor, etc.-, son de enorme importancia desde el punto de vista evolutivo. De hecho, el éxito de una especie también depende de un adecuado ajuste de esas magnitudes.
Es de sobra sabido que la resistencia de los individuos frente a las condiciones abióticas del entorno, con su correspondiente incidencia en las tasas de supervivencia, es un factor adaptativo clave, como lo es su capacidad para allegar recursos y convertirlos en biomasa propia. Pero también las características del ciclo de vida están sometidas a presión selectiva y esa presión depende de las condiciones ambientales. Eso es, precisamente, lo que nos enseñan las ovejas de la isla de Hirta. Cuando las condiciones invernales eran duras, muy duras, los corderos necesitaban ser de gran tamaño para poderlas superar; los pequeños no lo lograban; pero al suavizarse las condiciones, el tamaño de los corderos perdió importancia. Sobreviven más y, como consecuencia, hay más ovejas y carneros pequeños en
Nota: Kirmen Uribe, en su narración “Bilbao New York Bilbao“, cuenta cómo se comunicaban los isleños de Hirta por correo con Escocia.
Referencia: Esta historia la he leido en “Science 24 July 2009: Vol. 325. no. 5939, pp. 464 –