En “La botella del buceador” me ocupé de los mamíferos marinos y expliqué de qué mecanismos se valen para permanecer largo tiempo bajo el agua. Respiran al salir a la superficie y el oxígeno que toman lo guardan en la hemoglobina de la sangre y, sobre todo, en la mioglobina del músculo. Esos son los depósitos de oxígeno que utilizan, porque tienen mucha sangre y una alta concentración de mioglobina en los músculos.
Además de esos mamíferos, también hay reptiles de origen terrestre que han adquirido un modo de vida acuático. Y entre ellos hay dos modalidades respiratorias; unos respiran en aire y los otros lo hacen en agua. Los cocodrilos, algunas tortugas y las serpientes marinas, por ejemplo, respiran en aire y a pesar de ello son capaces de realizar inmersiones prolongadas. Las serpientes de los géneros Acrochordus, Cerberus, Farancia eta Nerodia pueden permanecer bajo el agua alrededor de media hora; la tortuga verde marina puede estar sumergida durante 50 min. Y las serpientes marinas pueden permanecer más de una hora.
Pero los mecanismos de que se sirven para poder realizar inmersiones tan prolongadas son muy diferentes de los de los mamíferos acuáticos. Las serpientes marinas, por ejemplo, tienen un pulmón muy largo que se extiende a través de casi toda la longitud corporal. Son capaces, por ello, de almacenar mucho oxígeno para su uso durante
Pero hay otros reptiles que, como se ha señalado, incorporan oxígeno del medio acuático directamente. Así lo hacen algunas culebras y y tortugas. Las serpientes incorporan oxígeno a través de su superficie corporal, mientras que las tortugas lo hacen a través de las cavidades bucal y faríngea. A pesar de que en ambos casos se trata de superficies no excesivamente grandes, parecen ser suficientes. Al fin y al cabo, ha de tenerse en cuenta que se trata de animales poikilotermos, por lo que, de suyo, su demanda de oxígeno es, de suyo, moderada.
[1] El ATP (adenosin trifosfato) es la molécula a la que transfieren los sustratos energéticos (grasas y azúcares principalmente) la energía que contienen. Esa molécula es la que, posteriormente, sirve para proporcionar la energía necesaria para todo tipo de trabajos biológicos (contracción muscular, movimiento de iones, síntesis de urea, etc.)