Huelga insistir en la importancia de los medios de comunicación a la hora de conformar la realidad. Dicho de forma más clara, lo que no aparece en los medios, parece no existir. Nada nuevo. Sin embargo, un gran artículo de Màrius Serra publicado en La Vanguardia el pasado 22 de diciembre pone sobre la pista de un fenómeno evidente que suele pasar inadvertido: la creciente aparición de las cámaras de televisión en los propios vídeos informativos. Lo que en principio podían parecer imágenes de recurso, hoy se han convertido en el indudable sello de calidad y fiabilidad. ¿Acaso cabe pensarse en que un hecho sea falso o poco importante si tantas cámaras están presentes? La idea es clara: cuantas más cámaras, mayor será verosimilitud de la noticia.
Como dice el propio articulista, existe una contradicción entre este nuevo fenómeno y los programas basados en las cámaras ocultas y la telerrealidad. Por un lado, la presencia mediática es requerida para “demostrar” la seriedad de la información (tengo comprobado que la gente no cuestiona lo que aparece en la televisión; al respecto, recomiendo la película “La cortina de humo”, protagonizada por Robert de Niro y Dustin Hoffman y las geniales palabras del personaje interpretado por el primero:“Claro que hay guerra -en referencia al conflicto inventado por él contra Albania para tapar un escándalo presidencial-, lo he visto en la tele”.); pero, por otro, nos encanta ver cómo la gente enseña sus vergüenzas ante una cámara omnipresente en su ausencia. Fascinante este nuevo paso adelante de la sociedad espectáculo auspiciada en los medios de comunicación.