Horarios y vacaciones | Aletheia - Blog elcorreo.com >

Blogs

Jon Garay

Aletheia

Horarios y vacaciones

Los horarios laborales que tenemos en España me parecen descabellados. Sin tener datos generales, partamos de la típica jornada de oficina: entrada a eso de las 8 ó 9, comida a las 14, reentrada a las 15.30 ó 16 y salida a partir de las 18 horas. Todo el día en el trabajo. Productividad más que cuestionable ¿Y la familia? ¿Y las amistades? ¿Y el ocio?

No me cabe duda de que las cosas van a cambiar. Y lo va a hacer porque el propio sistema lo requiere. Éste necesita a los individuos para cubrir los puestos de trabajo (que proporciona los ingresos necesarios para posibilitar el vital consumo) y nuestra demografía cae en picado. En esta coyuntura, sólo quedaría el recurso a los inmigrantes o facilitar a los “nacionales” un horario que permita conciliar la vida laboral y la familiar.

Dejando a un lado la primera, que remite a otras muchas cuestiones; la segunda no es tan difícil (Iberdrola ya lo ha implantado): ¿para qué demonios queremos una hora y media o dos horas para comer? ¿Por qué no reducir ese tiempo (sin llegar, por supuesto, a tener que comer en el coche mientras conducimos o a calmar nuestra necesidad con un triste pincho en la barra de una tasca) y salir antes para poder compartir un tiempo con nuestros bambinos? Desde luego, yo, si sé que no voy a tener suficiente tiempo para atender a mis hijos, ni siquiera me planteo la posibilidad de traerlos al mundo. La educación es algo fundamental y me gustaría ser yo quien llevara las riendas; no es de recibo delegar este quehacer exclusivamente en el colegio.

En una línea similar se sitúan las vacaciones. Desconozco la razón, pero en este santo país todo el mundo está harto de las aglomeraciones y, sin embargo, ese mismo mundo se va en agosto a Benidorm. Como consecuencia, el sistema queda bajo mínimos: tiendas cerradas, empresas paralizadas (mejor que a nadie se le estropee nada en agosto) … ¿Por qué no escalonar el asueto, consiguiendo con ello menores aglomeraciones y un funcionamiento relativamente normal del país?
Y lo mismo cabe decir de los domingos. España ya es un país de servicios, es decir, de ofrecer a sus ciudadanos una oferta para cubrir sus “necesidades”. Contradictoriamente, el mismo día que la mayor parte de la gente libra, todo está cerrado. ¿Por qué no cerrar otro día? ¿Por qué cada sector no elige un día diferente para descansar o establece en su mismo seno un calendario en el que un día cierren unos y otro, otros? No me cabe duda de que, como sucede en Madrid, se acabará por abrir los domingos. La razón es obvia: el peso de la economía y la ventaja que ello supone para los “trabajadores semanales”. Sí, están los pequeños comerciantes y tienen que descansar. Sin embargo, en Navidades, cuando mayor es el negocio, sí que abren, lo que significa que son razones económicas (de conveniencia propia) las que les llevan a negarse a la liberalización de horario. Dado que argumentos económicos y el apoyo social están de la otra parte, la suerte está echada. Al tiempo.

En definitiva, debemos ser más razonables, porque nuestra vida nos lo agradecerá. Estamos muy lejos de sentir el trabajo como una vocación (Max Weber…), así que habremos de hacer más llevadera esa “tortura”: entrar un poco antes, no dormirse con los cubiertos en la mano, ser más productivo en el trabajo…, todo ello en beneficio de nuestra familia, de nuestra natalidad y de nuestra educación. Incluso el propio sistema lo verá (no lo dudemos) bien y acabará por impulsarlo: un trabajador contento es mejor trabajador.

Sobre el autor

-


enero 2008
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031