Estamos en unos tiempos fascinantes por muchos motivos y uno de ellos es la increíble presencia de la tecnología en todo lo que hacemos. Huelga insistir en ello. Sin embargo, una revolución se avecina en el mundo de la “cultura”: la desaparición del soporte de papel.
Ya hace años que se pronosticó la muerte del periódico de papel por la competencia de Internet; pero de lo que aquí se trata es de algo más. Allá por el siglo XV la difusión de la imprenta en Europa (un invento originariamente chino) y el uso del papel (otro invento chino; esta civilización es, creo, la más importante de la historia de la humanidad) acabaron con el pergamino. El cambio fue brutal en este cambio del soporte animal al vegetal: de los gigantescos libros que poblaban los monasterios se pasó a los pequeños volúmenes accesibles al vulgo. Ahora damos otro paso.
La tecnología digital está permitiendo que una ingente cantidad de datos, enciclopedias enteras, quepan en pequeños soportes cada vez más manejables. Esta manejabilidad, que supera con mucho a la de los propios libros; su enorme capacidad de memoria; su versatilidad, y otras circunstancias sociológicas (no olvidemos que se lee cada vez menos y que los pisos son cada vez más pequeños) están empujando a las empresas a crear los “libros digitales”. Así, Amazon está a punto de lanzar el Kindle, una especie de libro electrónico en el que se podrán almacenar montones de libros, leer el periódico y otras muchas funciones más. También LG Y Phillips están trabajando en este ámbito con una especie de hojas digitales ( )…
La cultura y la educación misma deberán adaptarse a este nuevo salto. Atrás quedarán los libros en los que la P de panadero se juntaba a la E de enlace para dar de PE de peaje. Los padres tendrán que acostumbrarse al ordenador, a la Wii, a la Nintendo DS, a la PSP y sucesores. El futuro es casi presente.