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Jon Garay

Aletheia

Athletic-Honved, una historia que merece ser contada (II parte)

El Honved llegó el 19 de noviembre a la estación de Hendaya. Se estableció, como en las películas de espías, una “contraseña” para identificar al delegado de la expedición. El mensaje iba dirigido a un representante del Athletic, otro de la Real Sociedad y un tercero del Barça. No es de extrañar la presencia del primero, anfitrión al fin y al cabo, pero ¿qué hacían allí los otros dos? En otra de las muchas curiosidades que menudean en esta historia, los húngaros no pensaban alojarse en Bilbao, sino que lo harían en San Sebastián y se entrenarían en Atocha. ¿Y qué interés tenía el Barcelona? Pues el mismo que muchos otros equipos en aquellos momentos: cerrar un partido amistoso con los ‘Globetrotters’ del fútbol europeo.

Por fin se podía ver de cerca a los ‘fenómenos húngaros’. El más célebre, Puskas, lucía más neumático que atlético (“Parece más un comerciante que un futbolista superclase”, decía el cronista de El Correo), lo cual tampoco era del todo negativo: se había llegado a rumorear con su muerte antes de que la expedición saliera de Hungría. Otro aspecto presentaba Csibor, muy preocupado porque había dejado en su país a sus tres hijos. “Algún jugador, si por él fuera, regresaría ahora mismo”, decía el jefe de la expedición magiar.

El día D llegó y el Athletic se impuso en un gran partido por 3-2. Un gol anulado a última hora podía haber mejorado un resultado no especialmente alentador para la vuelta. Puskas, como reconoció él mismo, no había estado brillante y era probable que en la vuelta su actuación no fuera la misma. Así fue. Pero ¿dónde se jugaría la vuelta? ¿En Budapest, con los tanques gambeteando por las calles? ¿En Hungría, un país al que los jugadores se negaban a regresar para jugar un partido internacional contra la selección sueca en el mes de diciembre?

La vuelta, en Bruselas

Durante unos días se especuló con que el segundo encuentro se disputaría en Valencia. Rumor vano, porque el lugar elegido finalmente fue Bruselas. La fecha, el 20 de diciembre. ¿Qué haría el Honved hasta entonces, dado que estaba claro que no regresarían a Hungría?
La respuesta, seguir con la “gira turística” (así lo calificó algún cronista molesto por tanto baile de fechas para dilucidar la eliminatoria) iniciada a principios de noviembre. El primer “bolo” se jugó el 29 de noviembre en Madrid contra un sorprendente combinado entre el Real Madrid y el Atlético. Di Stéfano, Gento, Joaquín Peiró (ex entrenador del Málaga) o Santiesteban (el que fuera tantos años seleccionador de las categorías inferiores de España) estaban en tan atípico equipo que logró empatar a cinco.

A continuación se desplazaron a Barcelona -la gestión del enviado a Hendaya, Samitier, había surtido efecto- para enfrentarse a un compatriota ilustre, Ladislao Kubala, que fue al mismo aeropuerto a recibirles. El partido amistoso se saldó con un 4 a 3 para los húngaros, que no detuvieron en Cataluña su asombrosa epopeya.

La siguiente estación de paso fue Sevilla, donde se produjo otro hecho inaudito: Betis y Sevilla formaron un combinado para hacer frente a la potencia húngara. Si ya llama la atención la unión del Real Madrid y Atlético, más todavía lo hace ésta de los eternos rivales sevillanos. El resultado, un espectacular seis a dos para Del Sol (jugador posteriormente del Real Madrid y de la Juventus), Arza (considerado el mejor jugador de la historia del Sevilla) y compañía.

Se trataba, sí, de una gira en la que el Honved estaba recaudando unos buenos fondos -cobraban, por cierto, en dólares, lo que encarecía estos amistosos-, pero no se puede olvidar el drama que vivían aquellos 26 hombres. Con este motivo se guardó en el minuto 10 del encuentro un minuto de silencio por “los héroes y mártires de la sublevación magiar” (nótese la retranca franquista de la cita).
Sin tiempo que perder, la expedición del Honved partió para Italia, donde ganaron
por 2 a 1 al Milán ante 40.000 espectadores. Unos días después harían lo propio con el Palermo, al que batieron por 6 a 3. Sin embargo, más importante fue que Puskas esperaba ya en la capital lombarda a su mujer y su pequeña hija, que habían huido de Hungría a finales de noviembre. La odisea del Honved parecía no tener fin.

L´Equipe y Marca piden la exclusión del Honved
Por estas fechas los húngaros contrataron una gira de tres meses en Sudamérica. Esto implicaba que en caso de pasar la eliminatoria contra el Athletic, la ronda de cuartos de final contra el Manchester United debería ser aplazada hasta el regreso de la expedición a Europa. Este hecho colmó la paciencia de periódicos como L´Equipe y Marca, que consideraban que la competición no podía esperar a que el Honved cumpliera con lo que no dejaban de ser unos partidos amistosos.

Mientras, la situación en Hungría no mejoraba. El día 14 de diciembre, con el gobierno de nuevo en mano de los pro-soviéticos, se informaba de una encarnizada batalla entre los obreros húngaros y las tropas de ocupación. El 18, la seguridad en la zona aumentó notablemente con la visita a los campos de refugiados húngaros en Austria del vicepresidente de EE UU, Richard Nixon. Casi nada.

Ésta era la situación del Honved a dos días del partido de vuelta a disputar en Bruselas. En el siguiente post contaré el desenlace de la eliminatoria y lo que le sucedió a este histórico equipo a continuación. Una pista: Brasil corrió peligro de ser expulsada del Mundial de 1958.

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