Desde que Antonio Basagoiti sustituyera a María San Gil al frente del PP vasco en 2008, algo ha cambiado en este partido. Frente a la más apocada figura de la primera, Basagoiti apuesta por no pasar nunca inadvertido. “Si los medios quieren carne -parece pensar-, yo les dará carnaza”. La últimas de estas actuaciones se refiere a la decisión del juez Eloy Jiménez de dejar en libertad bajo fianza a la etarra Aranalde, a la que le ha faltado tiempo para huir tras salir de la cárcel. Obviando el manido discurso de los políticos del “respetamos las decisiones judiciales”, el líder de los populares vascos se expresa a su manera: “A alguien le tiene que caer un buen paquete“.
Sin embargo, en su reciente trayectoria política, se pueden encontrar muchas otras “joyas” de este tipo. El 5 de marzo, cuatro días después de las elecciones vascas, acudió a una entrevista a EITB para afirmar con la rotundidad que le caracteriza que “aquí (en referencia al ente público vasco) se daba bola a ETA“. Meses después, el 8 de agosto, dijo que “aquí en Euskadi no nos chupamos el dedo. Sabemos que ETA y Batasuna son lo mismo”, y el 21 de agosto, afirmó ver “muy pez” a López en materia económica. Y el lenguaraz político popular cerró agosto con una referencia al txupinazo de Berriozar: “Cuantos más txupinazos lance la gente de ANV (…), más jóvenes se verán identificados con esa basura“.
En el fondo, las declaraciones de Basagoiti están de acuerdo a la de su antecesora en el cargo o de otros políticos populares como Mayor Oreja, pero sus formas son más “populares”. Su objetivo, creo, es acercar su partido a los votantes del País Vasco, un partido cuya imagen siempre ha pecado de cierta rigidez y envaramiento. Su imagen de presentación, sobre una moto, ya dio una primera pista de lo que venía.