“Con la espada y el compás, más y más, más y más”, decía un adagio castellano muy utilizado en el siglo XVI en referencia al apetito por nuevas conquistas en el por entonces recién descubierto continente americano. Lo mismo parece querer decir la medida aprobada por el Gobierno de Zapatero para permitir que jóvenes de 16 años puedan abortar sin el consentimiento de sus padres. “Más y más, más y más”.
¿Es ésta una “medida progresista”, como suelen decir sectores de la izquierda en este tipo de asuntos o es un “atentado” y una “irresponsabilidad” como asegura la derecha? Hablar de moralidad supone entrar en terreno pantanoso en el que difícilmente se pueden llegar a acuerdos, pero sí que convendría pensar sobre los límites sin adentrarnos en el movedizo ámbito del bien y del mal.
Nada, en teoría, tiene que ver con la moral (con la moral religiosa, al menos) el hecho de que no se pueda conducir, comprar alcohol o votar hasta los 18. Estas medidas responden a una cuestión de madurez y de legalidad. Se considera que a esas alturas las personas ya están lo suficientemente formadas para tomas estas decisiones y asumir sus consecuencias; de ahí que la plena responsabilidad penal comience en ese momento.
La pregunta, entonces, es clara: ¿se puede ser maduro o responsable para abortar a los 16 y no para conducir o votar? Es cierto que la sexualidad humana tiene un componente lúdico (somos la única especie en permanente estado de celo; al respecto, recomiendo el libro de Jared Diamond ‘¿Por qué es divertido el sexo?’); pero ello no quiere decir que sus derivaciones también lo sean. ¿Son más graves las consecuencias de abortar a los 16 que de comprar alcohol o conducir a esta misma edad?
Educar supone justamente saber decir que no, establecer límites. El ‘sí a todo’ tiene el beneplácito de la “visión progresista del mundo”, aquella que entiende como “bueno” todo lo que suponga la eliminación de las prohibiciones. Dado que tiende a ser inútil discutir desde la moralidad, planteo la argumentación desde la legalidad y la responsabilidad. Mostrar la evidente contradicción que encierra esta medida desde esta perspectiva amoral quizás ayude a pensar sobre si esta ley es adecuada o no.