Hoy día 13 de febrero publica El País una interesante entrevista con Aito García Reneses . Cualquiera que haya seguido el baloncesto español durante los últimos años, sabrá que este hombre hoy elogiado (y con razón, creo) fue entrenador del Barcelona con Núñez de presidente y que la prensa no cesó de criticarle a pesar de sus muchos títulos. Sin embargo, pesaron más su peculiar carácter (un tanto altanero en ocasiones) y sus fallidos intentos por ganar la Euroliga, a lo que se habría de sumar su supuesta incapacidad para tratar con las estrellas.
Pasado el tiempo, parece que un genio anda suelto. ¡Cómo cambia la prensa la vida! Las rotaciones que tanto se estilan ahora (Pepu Hernández en la alabada selección, por ejemplo) ya las impuso este hombre hace muchos años; ha logrado “criar” a jugadores como Navarro, Gasol, Rudy Fernández y está en ello con Ricky Rubio, y sus éxitos con el escaso presupuesto de la Penya no cesan de ser subrayados por los medios.
La citada entrevista da pie igualmente a pensar en la información que nos dan los medios. Don Alejandro (así se refiere a él Andrés Montes) alude al gran paso adelante de Gasol con su fichaje por los Lakers y deja entrever que su estancamiento en los Grizzlies no se debía tanto a los deméritos de su equipo, como hacía ver la prensa nacional, sino a cierto relajo por parte del jugador, que debería exigirse más a sí mismo. Yo, como la mayoría, no tengo acceso a los partidos de la NBA y me tengo que conformar con las crónicas de El Marca. Y según este periódico, el tallo catalán todo lo hacía bien y su equipo todo lo hacía mal. Incluso los pitos que debió escuchar el jugador en su propia cancha se debían a una gran injusticia. ¿Era así? ¿Se estaba maltratando a Gasol?¿Es realmente un jugador “blando” que no se esfuerza en defensa?¿Son sus estadísticas más maquillaje que realidad?
Es difícil dar respuesta a todas estas incógnitas con fuentes tan precarias, pero había síntomas de que no es oro todo lo que reluce. Obviamente, una primera evidencia son los pitos de los aficionados, que sí ven todos los partidos y no están influidos por la presencia de un compatriota en tan lustrosa competición (habría que discutir, por otra parte, la calidad de este baloncesto, pero no es el momento). Sin embargo, las injusticias existen y podían equivocarse.
Una segunda señal son pequeños retazos en las informaciones. Así, en ocasiones, los medios aludían a la brillantez de las estadísticas del catalán, pero al precisar más, se apreciaban detalles cualitativos no poco importantes. En otras palabras, veinte puntos, sí, pero 14 en la primera parte. ¿Y en los minutos finales, cuando todo se decide y más tiembla la mano?
Una tercera vía fueron las mismas estadísticas, pero no las de Gasol, sino las de los rivales con los que se enfrentaba. Así, ver que los hombres interiores del rival tenían buenos números puede desvelar (en algún momento se ha tenido que emparejar nuestro protagonista con ellos) lo que El Marca nos oculta.
Todas estas intuiciones han sido ahora corroborradas por las palabras de Aíto, que sí, algo parece saber de baloncesto. Pero no nos equivoquemos, no estoy hablando realmente de Gasol, cuyas cualidades son indudables (eso sí, creo que ha perdido versatilidad con la obsesión de la NBA por cargar de kilos a los jugadores. Vean al Kukoc europeo y al Kukoc americano y sabrán a qué me refiero), ni siquiera de Aíto; sino de los medios. Al segundo le han cambiado la vida con sus presentes elogios y es tan idolatrado ahora como criticado hace unos años; y respecto al primero nos han hecho ver que era un fenómeno rodeado de inútiles que no hacían sino entorpecer su carrera. Mejor sería no dejarse llevar por los extremos e intentar no caer en orgullos personales o nacionales. Algunos lectores lo agradeceríamos.
Aletheia
P.D. Lo dicho aquí serviría igualmente para el “injustísimo e injurioso” trato dado por Ron Dennis al “pobre” Fernado Alonso. Otro caso de orgullo nacional mal entendido por los medios.