Quimeras, una palabra que suena bonita, que tiene ritmo, suena como algo mágico: quimeras, repetirla un par de veces mentalmente, vereis.
Cuando oímos esta palabra, a todos nos vienen a la cabeza distintas imagenes-conceptos:
– Quimera, según la RAE , en una de sus acepciones: “Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo“. O vulgarmente “metas imposibles”: aprender inglés, bajar unos kilos, acabar la maqueta del barco…
– Quimera, según la mitologia griega , era un monstruo con cuerpo de dragón, y con tres cabezas: una de León, otra de Serpiente y otra de Dragón, que votimaba fuego indistintamente, un cielito de animal, vamos.
Pero algunos, siempre evocamos en nuestra mente otra imagen increible, nuestra verdadera quimera: la quimera de la quimera.
Desde que empece en el mundo de los acuarios, y han llovido canas desde entonces, siempre he tenido la quimera de tener una quimera (si, lo sé, parece una redundancia), pero no lo es, por que las quimeras (Chimaera monstruosa) a las que me refiero, sí existen:
Un verdadero “angel” de las profundidades:
Y con una cara simpática y preciosa:
Pues si, como veis existen, y estan en nuestros mares, siempre me habian dicho que por la zona nuestra (pais vasco), no existian, si acaso en la zona atlántica de las costas gallegas, y siempre a mucha profundidad, son peces batidemersales (por debajo de los 40, hasta los 1.000 metros).
El tiempo me ha dado la razón (bueno, a mi ignorancia), las Quimeras existen, y no es ninguna quimera mi “ansia” por mantener una en nuestro acuario: pequeño es el mundo, un amigo pescador profesional (Josu Peña, un abrazo desde aqui), me comenta que hay unos peces muy “raros” que suelen picarle cuando va a mucha profundidad (300 metros), “pues si coges uno vivo me avisas desde la mar, y me acerco al puerto a verlo“, dicho y hecho, no habian pasado 24 horas, “Javi, vente para Plencia, que tengo uno“. Y resulta que era una quimera, vivita y coleando. Corriendo con ella al acuario, ¿donde la metemos?, al acuario perfecto: el de especies de profundidad.
Peroooo, alli estaban los “amigos” “ballestas (Balistes capriscus) “, que dieron un buen recibimiento a nuestra Quimera hecha realidad. Hemos reemplazado las banda sonora por musica, os podeis imaginar lo que decíamos durante los 10 efímeros segundos. Siento que las imagenes sean tan oscuras, pero el acuario estaba sin iluminación, para la tranquilidad de los peces.
La quimera, es un pez de fondo, que puede alcanzar los 150 cm., con 2,5 Kg. de peso, es muy largo, pero 2/3 partes de su longitud de cuerpo se la deben a su cola fina, como un latiguillo, disponen de unas preciosas aletas ventrales y dorsales, y en la aleta dorsal, cuentan con una espina muy venenosa. Son oviparos (crian un huevo en su interior de unos 17 cm., que en el momento de eclosionar, libera un pequeño pez completamente formado de 10 cm. de longitud), que suele caer en las redes de los arrastreros de langostinos en el mar del norte.
Nos hemos comprometido con nosotros mismos a tener todo listo para la campaña del año que viene, y tener el acuario completamente dispuesto para su llegada (Josu mediante): las ballestas navegarán rumbo a otro acuario.