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Sin fronteras

La derecha europea acusa el auge de los partidos xenófobos

Neonazis simpatizantes del partido ultra húngaro Jobbik en una manifestación en Budapest. REUTERS/ A supporter of the far-right party Jobbik, with a swastika painted on his head, attends a rally in Budapest in this October 23, 2009 file photo. The scenario is classic. Hungary's economy is in crisis, its large Roma minority is an easy scapegoat, and a far-right party blaming "Gypsy crooks" and "welfare spongers" is set to be the big winner. If opinion polls are right, the nationalist Jobbik party has a chance of becoming the second biggest party in parliament after an election on April 11 and 25, denying the centre-right favourites Fidesz a possible two-thirds majority. Picture taken October 23, 2009. To match feature HUNGARY-ELECTION/FARRIGHT REUTERS/Laszlo Balogh (HUNGARY - Tags: POLITICS SOCIETY)
Neonazis simpatizantes del partido ultra húngaro Jobbik en una manifestación en Budapest. REUTERS

Neonazis simpatizantes del partido ultra húngaro Jobbik en una manifestación en Budapest. REUTERS

La crisis económica que agita la Unión Europea está siendo el mejor caldo de cultivo para el ascenso de los movimientos xenófobos y ultras.  A ello se une la pérdida de credibilidad de la UE y sus instituciones por abanderar unos drásticos recortes que han fomentado el paro y la desigualdad social, sin lograr hasta ahora un atisbo de recuperación.

Aunque estos movimientos extremistas no han conseguido de momento un número significativo de diputados que les permita ejercer el poder, su capacidad de influencia ha comenzado a condicionar los programas políticos de la derecha tradicional y de los gobiernos. El caso más reciente ha sido el del Reino Unido, pero este fenómeno se hizo notar ya en las presidenciales francesas del año pasado.  Marine Le Pen, con una imagen más presentable que su padre, llevó al Frente Nacional (FN) al 18% en la primera vuelta electoral, el mejor resultado logrado por un candidato de ultraderecha. Un presidente Sarkozy a la desesperada trató de ganarse a los votantes de FN ofreciendo un perfil más duro en temas de inmigración y seguridad. No se sirvió de nada porque ganó el socialista Hollande y Le Pen amenazó con convertirse pronto en el primer partido de la derecha francesa.

Viraje en el Reino Unido

En el Reino Unido, el espectacular éxito del populista UKIP con su programa anti-europeo y anti-inmigración propició el descalabro en las elecciones locales del partido conservador, en el Gobierno. El primer ministro David Cameron ha tardado poco en acusar el golpe y el viraje a la derecha comienza a ser un hecho.  El acceso de los inmigrantes a los beneficios sociales –atención sanitaria, vivienda y subsidio de paro—se va a endurecer y el referéndum sobre la pertenencia a la UE empieza a cobrar fuerza dentro del propio Gobierno.

Militante del partido griego Amanecer Dorado en un acto de la pasada campaña electoral en Atenas. AFP

Militante del partido griego Amanecer Dorado en un acto de la pasada campaña electoral en Atenas. AFP

Si en Francia y Reino Unido la ultraderecha trata de dar una imagen civilizada, en Grecia y Europa del Este las formaciones ultras ofrecen un claro perfil neonazi y racista. En las elecciones de junio de 2012 los ultras griegos revalidaron su entrada en el Parlamento obteniendo 18 diputados y el 6,9% de los votos. Los medios de comunicación helenos han denunciado la connivencia entre Amanecer Dorado y la Policía en las redadas y torturas de inmigrantes, mientras el Gobierno del conservador Samaras ha hecho casi imposible la naturalización de inmigrantes. El primer ministro ya declaró que “los inmigrantes son los tiranos de la sociedad griega”.

Contra turcos y gitanos

En Bulgaria, la formación Ataka consiguió el pasado domingo el 7% de los votos, con lo que entrará en el Parlamento y puede tener la llave para la formación de Gobierno. Aparte de su mensaje antieuropeo, los ultras búlgaros consideran a turcos y gitanos como unos privilegiados sociales y próximos a la delincuencia. Las agresiones han sido constantes en medio de la permisividad de las autoridades. A la xenofobia y el racismo, los ultras húngaros de Jobbik han añadido una fuerte carga de antisemitismo. El noviembre, el diputado Márton Gyöngyösi pidió en el Parlamento que se hicieran “listas de judíos” porque “el sionismo tiene bajo su yugo a nuestro país”.  En Hungría hay elecciones en 2014 y Fidesz, la formación conservadora del primer ministro Víktor Orban, ya ha comenzado a compartir el discurso ultranacionalista y antieuropeo de Jobbik.

 

Los grupos ultras comienzan a ejercer una perversa influencia en las políticas de formaciones tradicionales

Una mirada sin prejuicios ideológicos a una actualidad del mundo cada día más interconectada con nuestra realidad

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