Esta mañana he leído que un tal Sanal Edamaruku (presidente de la Indian Rationalist Association; una asociación escéptica y racionalista) se queja de que Madre Teresa “ha dado un mal nombre a Calcuta, pintando a la bella metrópolis india, interesante, vialista y culturamente rica, con los colores de la suciedad, la miseria, la desesperanza y la muerte.”
Mi respuesta: ¿¿¿???
La verdad es que creo que no merece la pena ni entrar a valorar estos comentarios… Ahora va a resultar que ayudar a las personas necesitadas también está mal…anda, hombre!!! Si lo que quería este personaje era meterse con la Iglesia católica, has elegido mal la persona… Como decía aquél, “Obras son amores y no buenas razones”.
Sólo un dato “racional”, en 1979 se le concedió el Premio Nobel de la Paz por “el trabajo emprendido en la lucha para superar la pobreza y angustia, lo cual constituye una amenaza para la paz”. Los 192.000 dólares de premio fueron entregados a los pobres de la India, por petición expresa de la Madre Teresa.
Con motivo del premio alguien le prguntó, “¿Qué podemos hacer para promover la paz mundial?” y ella respondió “Vete a casa y ama a tu familia”.
UNA SONRISA
Una sonrisa en los labios alegra nuestro corazón,
conserva nuestro buen humor,
guarda nuestra alma en paz,
vigoriza la salud,
embellece nuestro rostro
e inspira buenas obras.
Sonriamos a los rostros tristes,
tímidos, enfermos, conocidos,
familiares y amigos.
Sonriámosle a Dios con la aceptación
de todo lo que El nos envié y
tendremos el merito de poseer
la mirada radiante de su rostro
con su amor por toda la eternidad.
Las palabras de Cristo son muy claras,
pero debemos entenderlas como una
realidad viviente, tal como El las propuso.
Cuando El habla de hambre,
no habla solamente del hambre de pan,
sino hambre de amor, hambre de ser
comprendido, de ser querido.
El experimentó lo que es ser rechazado porque
vino entre los suyos y los suyos no lo quisieron.
Y El conoció lo que es estar solo,
abandonado, y no tener a nadie suyo.
Esta hambre de hoy, que esta rompiendo vidas en todo el mundo destruyendo
hogares y naciones, habla de no tener hogar, no solamente un cuarto con
techo, pero el anhelo de ser aceptado, de ser tratado con compasión, y que
alguien abra nuestro corazón para recibir al que se sienta abandonado.
-Madre Teresa, M.C.