Para garantizar la convivencia pacífica hay que proteger el medio ambiente. Así lo afirma el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Paz, titulado “Si quieres la paz, protege la creación”, que se celebrará el próximo 1 de enero.
En él, el Papa Benedicto XVI invita a todos los hombres a reflexionar sobre la necesidad de preservar el medio ambiente, cuya salvaguardia es “esencial” e “indispensable” para “la convivencia pacífica de la humanidad”. La publicación de este mensaje coincide con la cumbre sobre el clima que se está desarrollando estos días en Copenhague y en la que se espera que los mandatarios de todo el mundo lleguen a un acuerdo para frenar la contaminación ambiental que está destruyendo el planeta.
Para el Papa, es de vital importancia llegar a compromisos firmes y serios para evitar que el degrado ambiental pueda desestabilizar la convivencia entre los hombres y generar más guerras y violencias. “En efecto, aunque es cierto que, a causa de la crueldad del hombre con el hombre, hay muchas amenazas a la paz y al auténtico desarrollo humano integral —guerras, conflictos internacionales y regionales, atentados terroristas y violaciones de los derechos humanos—, no son menos preocupantes los peligros causados por el descuido, e incluso por el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado. Por este motivo es indispensable que la humanidad renueve y refuerce la alianza entre el ser humano y el ambiente, que debe ser el reflejo del amor creador de Dios, del cual provenimos y hacia el cual estamos caminando”, agrega.
El mensaje del Papa hace una referencia explicita a las palabras pronunciadas en 1990 por su antecesor Juan Pablo II sobre la «crisis ecológica» y «la urgente necesidad moral de una nueva solidaridad». Para Benedicto XXI, este llamamiento se hace hoy todavía más indispensable ante las crecientes manifestaciones de una crisis, que sería irresponsable no tomar en seria consideración.
¿Cómo permanecer indiferentes ante los problemas que se derivan de fenómenos como elcambio climático, la desertificación, el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas agrícolas, la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de sucesos naturales extremos, la deforestación de las áreas ecuatoriales y tropicales?
¿Cómo descuidar el creciente fenómeno de los llamados «prófugos ambientales», personas que deben abandonar el ambiente en que viven —y con frecuencia también sus bienes— a causa de su deterioro, para afrontar los peligros y las incógnitas de un desplazamiento forzado?
¿Cómo no reaccionar ante los conflictos actuales, y ante otros potenciales, relacionados con el acceso a los recursos naturales?
Según el Papa, el cuidado del medio ambiente supone un deber de carácter ético hacia los pobres, que son quienes sufren mayormente las consecuencias de la degradación del medio ambiente, y las futuras generaciones. “No se puede valorar la crisis ecológica separándola de las cuestiones ligadas a ella, ya que está estrechamente vinculada al concepto mismo de desarrollo y a la visión del hombre y su relación con sus semejantes y la creación”. Es necesario, por tanto, “hacer una revisión profunda y con visión de futuro del modelo de desarrollo, reflexionando además sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones. Lo exige el estado de salud ecológica del planeta; lo requiere también, y sobre todo, la crisis cultural y moral del hombre, cuyos síntomas son patentes desde hace tiempo en todas las partes del mundo”.
El texto íntegro del mensaje se puede leer en: