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Pastillas de menta

Adjudicada la joya de la abuela

Cuando el hambre aprieta, a nadie extraña que haya quien rebusque en el joyero de la abuela para hacer líquido esos pendientes, collar u objeto de valor que la buena señora legó a sus descendientes para disfrute y recuerdo. Se dice que las joyas solo se venden por necesidad, que nadie se cansa de ellas. Da igual que se sea noble o plebeyo. Cuando se necesita dinero los recuerdos se desvanecen. Y el dinero, o la falta de él, no entiende de herencias, recuerdos, ni clases sociales. De ahí que este miércoles una joya creada hace casi un siglo para la reina Victoria Eugenia dejara de pertenecer a un Borbón para pasar quién sabe a qué manos.
El brazalete que perteneció a la reina Victoria Eugenia

El brazalete que perteneció a la reina Victoria Eugenia

Una joya con historia, una obra de arte firmada por Cartier, que ha sido adjudicada por 2,7 millones de euros (3,27 millones de francos suizos) Lo del precio, al fin y al cabo, es casi lo de menos. Partió la subasta de este famoso brazalete, realizado en perlas y diamantes a finales de los años veinte, en 620.000 euros. Lo de más, quizás, es saber quién lo depositó en Sotheby’s para hacer caja. La casa de subastas no suelta prenda, la confidencialidad es su mejor carta de presentación, aunque se ha visto obligada a explicarse pocos días después de anunciar, el 11 de octubre, que el brazalete que en su día el rey Alfonso XIII regaló a su esposa VictoriaEugenia se ponía en su escaparate de Ginebra. El motivo, esta frase:«Procede de un miembro de la Familia Real de España». Es decir, del joyero de Zarzuela.
Días después, Sotheby’s intentó acallar los rumores que apuntaban directamente al rey don Juan Carlos con un nuevo comunicado en el que abría más el abanico y se refería a «una heredera directa de Victoria Eugenia, una dama con título», como dueña temporal del fabuloso brazalete realizado con catorce perlas de concha ovaladas y rosáceas casi únicas en el mundo, engarzadas en diamantes en forma de vid adornada con pequeños granos de esmalte negro.
Los vendedores
El dedo acusador se detuvo entonces en la infanta Pilar, quien también se encargó de desmentir que ese tesoro alguna vez hubiera sido suyo. Tampoco parece que lo heredara la otra hermana del Rey, la infanta Margarita. Descartados los herederos de don Juan, y también Alfonso y Gonzalo, los otros dos hijos de la reina VictoriaEugenia que fallecieron sin descendencia, la nómina de quienes podían sacar a la venta la fastuosa joya de la abuela se redujo a los herederos de Jaime, Beatriz y Cristina. A una de estas tres familias, a una dama para ser más concretos, llegarán ahora los 2,7 millones de euros por el que se subastó el brazalete. ¿Sibilla de Luxemburgo? La nieta de la infanta Beatriz fue el último nombre que salió a la luz. Solo ella lo sabe. Como solo Sotheby’s conoce quién lucirá a partir de ahora el brazalete.
En la década de los 80, don Juan Carlos ya recuperó una tiara que perteneció a su abuela VictoriaEugenia, la tiara Cartier, que a la muerte de la esposa de Alfonso XIII había ido a parar a manos de su hija la infanta Cristina de Borbón y Battenberg. ¿Habrá hecho lo mismo en esta ocasión? Todo apunta a que no, a que este brazalete con historia inicia ahora otra y en otras manos.

Cuentos de reyes, príncipes y lo que se tercie

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